Capítulo 55: El gran final.

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«Amo tus curvas, tus bordes, todas tus perfectas imperfecciones.»


Elizabeth Evans.

—¡Vamos papi, acabalos! ¡Demuestra quien es el tigre! —en medio de los gritos de las personas Matías gritó lo suficientemente fuerte como para que yo lo escuchara. Stella y yo lo miramos sonrientes.

Él estaba muy concentrado en el juego.

¡Y anotación! ¡Sí, joder!

Connor y Alexander hicieron una excelente jugada donde Alexander le pasó el balón a connor él lo tomó y corrió entre los mastodontes hasta llegar a la línea de marca. El público estalló en aplausos y gritos, ya terminó el tiempo, solo queda un periodo.

De repente todo quedó en silencio.

Stella y Matías salieron corriendo con el guardia de seguridad y yo me alarmé. Iba a salir corriendo cuándo me tomaron de la cintura, iba a gritar cuando taparon mi boca.

—¡Elizabeth! ¡Cálmate! Los niños los tiene Harper con connor. No grites pendeja, ahora sigue mis instrucciones y ven conmigo. —tenía que ser la rubia teñida de Natasha. —Soy rubia natural, estúpida. —¿lo dije en voz alta?

Ah, ya quitó las manos de mi boca.

—¿Qué no? Pararon el juego, ¿porqué?

—Tú solo ven, Elizabeth. Joder. —ella gruñó y tomó mi mano y me arrastró gradas abajo. La gente se abría espacio entre nosotras y teníamos a dos guardaespaldas siguendonos.

Ella me metió en el campo. Iba a gruñir cuando un montón de pompones blancos empezaron a rodearme. Un montón de mujeres que parecían modelos me rodearon, todas tenían pequeños vaqueros blancos y la camiseta del equipo junto a tenis deportivos, esto solo quería decir una cosa...

Porristas.

Una de ellas me dio una amigable sonrisa y luego todas sonrieron, agitaron sus pompones blancos hacia arriba y soltaron un gritico.

Después un piano se empezó a escuchar a muy alto volumen.

Abrí los ojos como platos. Ellas se abrieron espacio y hicieron una línea a mi lado, miré el campo y mi corazón pareció detenerse.

¡Santa virgen de la papaya!

Los jugadores del equipo contrario estaban en una fila ordenada detrás de connor.

Delante de ellos estaba un espacio en blanco, ahí estaba connor con los niños en sus brazos y una sonrisa gigante. Pero no fue eso lo que llamó mi atención...

Mierda.

Él.

No.

Lo.

Hizo.

Mi respiración se cortó y mi corazón latió fuertemente, mi lado de loca fan me decía que me le tirara encima y lo secuestrara y mi lado de persona normal...

EstereotiposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora