Capítulo 26

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«Poco a poco el corazón va va perdiendo la fé en el amor.»

Elizabeth Evans.

Papi, por favor, suelta esa arma, papi. —sollocé. Él me miró, sus ojos estaban inyectados en sangre.

Dile a tu mamá que salga, Elizabeth. —me dijo con voz dura y ronca, no parecía él, definitivamente, no podía creer que ese fuera mi papá.

Papi, por favor, suelta esa escopeta. Papi, por favor, mami vendrá a hablar contigo, pero por favor, vamos papi! —grité entre sollozos. Él no me miraba, solo miraba el suelo.

—¡Cállate, Elizabeth! ¡Me estas dando dolor de cabeza! ¡Te exijo que llames a tu madre! —me gritó el doble de fuerte él. Las lágrimas salían por mis ojos sin parar.

Caminé dentro de la casa, todo estaba frío. Mi mamá estaba en el sillón con su brazo sangrando, papi la había cortado sin querer.

Nate abrazaba a mi mamá y lloraba desconsoladamente a su lado.

Papi, quiere que salgas. —dije con un hilo de voz. Mi madre me miró aterrorizada y mi hermano se levantó corriendo hacia mí y me abrazó.

—¡Por Dios, Elizabeth! ¿¡Como se te ocurre salir de la casa!? ¡Papá está fuera de control! —ahora Nate gritaba alterado. Miré a mamá y me incliné hacia ella.

Papi no nos hará nada, papi es bueno. Él no es papi, lo juro, mami. —mi mamá me miró con lágrimas en los ojos y me abrazó.

Ella sollozaba en mi hombro, yo le acariciaba el cabello. Nate nos abrazó y empezó a llorar.

—Ya llamé a la policía. —dijo muy calmado, me alteré. Me levanté y lo miré con furia.

—¡Papi es bueno! ¡Papi no nos hará nada, él solo quiere hablar con mami! ¡No se van a llevar a papi! —grité desgarradoramente. Ellos me miraron e iban a hablar, salí corriendo.

En el patio trasero de la casa estaba papi, en el rincón, con la escopeta en la mano. Corrí hacia él, él no se dió cuenta de que era yo por lo que lo único que pude escuchar fue a mamá y a Nate gritando mientras papi me apuntaba con la escopeta y apretaba el gatillo.

—¡Papi, no!—grité al despertar. Mi mano fue inmediatamente a mi costilla. Suspiré mientras que seguía llorando.

—¿Elizabeth? —una gran sombra caminó entre las penumbras de la oscuridad. Iba a empezar a gritar cuando vi quien era.

—¿Qué haces tú aquí? —intenté hablar con voz dura a pesar de estar hipando debido al llanto.

Connor caminó hacia la cama y se acercó a mí. Vestía un costoso traje de gala en color negro y la camiseta blanca.

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