Capítulo 2

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«Nuestra generación está obsesionada con una idea de perfección la cual no necesitamos.»

***

—¡Vamos Harper, solo serán unas pocas horas! —le rogué a la chica de mi lado izquierdo.


—No, Eli. Detesto a tu hermano, es una egocéntrico de mierda. —me respondió Harper. Harper Collins es mi mejor amiga, una linda pelinegra cabello corto de ojos verdes. Tiene veinte años. Se detuvo y me miró con una gran sonrisa.—Bueno... Con una condición.


Suspiré. Aquí vamos.

—No se ven desde hace cinco años, supéralo nunca le gustaron tus colitas rosas y no saldré contigo esta noche. —me miró entrecerrando los ojos y me sacó el dedo del corazón. Le saqué la lengua como nena pequeña.

—Boba. Yo iré contigo a tu casa pero tú vienes al cine con Luke y yo. Veremos una película de terror. Es tan caballeroso. —suspiró orgullosa. Me carcajee.

—¿Si te das cuenta que les cortaré el rollo, verdad? No seas tonta, Harper. No te está llevando al cine a ver una película de terror sólo porque sea caballeroso. El hombre quiere tu coño. Follar. —ella abrió los ojos en grande. A veces era muy inocente.


—¡Oh Eli! ¡Maldita guarra! No todos los hombres son iguales. —me volví a reír tan fuerte que las personas del centro comercial me miraron tratando de saber que me pasaba. Nos detuvimos frente al Burger king.

—Sigue creyendo, cariño. Tu sólo sigue creyendo. —palmee su su espalda y ella me fulminó con la mirada. —Créeme porqué te lo digo. Crecí viendo como papá engañaba a mamá frente a sus propias narices, son unas jodidas mentes brillantes. Pero siempre habrá alguien como yo que los va a pillar en la mentira. —sonreí orgullosa. —Es mi deber como amiga decírtelo. Y si lo hacen utilicen un jodido condón, no quiero sobrinos tan rápido.

—Joder, tienes razón. —dijo pensando. Sonreí.

—Siempre la tengo. —le guiñe un ojo y ella empezó a reír. Negó con la cabeza, en su rostro había una sonrisa. —Mi padre me demostró que si él me decepcionó cualquiera puede hacerlo.

—Mi nena... Venga para acá. — abrió sus brazos. Yo la abracé de vuelta y metí mi cabeza en su cuello. —él es un tonto por no darse cuenta que eres lo mejor del mundo. También tú madre es una increíble mujer, a pesar de sus defectos. Recuerda que siempre estaré aquí. —murmuró contra mi cabello.


Me alejé de ella y sonreí.


—No sé que haría sin tí. Por cierto, no me cambies el tema, ¿Vendrás conmigo, verdad? —la miré con una gran sonrisa. Ella se encogió de hombros.

—Vale, pero me debes una salida. —reí y asentí. Juntas entramos al burger King y fuimos a pedir nuestras comidas. Yo elegí una hamburguesa sencilla, papitas, y un vaso de coca cola, mientras que Harper eligió una hamburguesa doble carne, una ración de papas, una pepsi cola y un helado.


Ella es la típica amiga que come como cerdo y nunca engorda.

Mientras que yo respiro y ¡bumm! Ya engorde treinta kilos.

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