Capítulo 30

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«Ahí está el error, buscamos la felicidad aún cuando la tenemos en frente.»

Elizabeth Evans.

Caminé de un lado a otro.

Faltaba un minuto para que se cumpliera el final del año y se le diera la bienvenida a un año nuevo entrante.

Ya había comido, disfrutando con mi familia en casa de la abuela. Todos estaban dentro esperando que el reloj diera las doce para recibir el año. Yo estaba afuera, en la playa.

En medio de la cena me había llegado un mensaje de Connor diciéndome que nos veríamos en la playa.

Una sombra grande venia corriendo por toda la playa, reí al ver como corría.

5... 4... 3... 2...

—¡1!—dijimos al mismo tiempo. Sonreímos.

—¡Feliz año, amor!—dijo. Connor llegó hasta mí y me cogió de piernas, las enredé en su cintura, lo abracé, él pasó las manos por mis costados y nos besamos. Un beso lento y pausado, disfrutando del momento, con los coetes de fondo anunciando que un año nuevo había entrado.

Nos separamos y sonreímos, aún enganchada en su cintura nos movimos por la arena.

—Estas hermosa. —dijo él, traía un vestido blanco largo, con unas sandalias tipo gradeador doradas y el cabello suelto rebeldemente lleno de brillos dorados.

—Gracias, tú estás aún más guapo. —traia unos de sus típicos vaqueros negros de vestir, unos zapatos de vestir y una camiseta elegante en color azul eléctrico. —¿A donde vamos? —le pregunté. Él sonrió y besó mi nariz. Agarró fuerte mis piernas, yo me acomodé en su pecho y suspiré, no dijo nada solo dejó un beso en mi cuello.

Escuchaba los fuegos artificiales a distancia, quería saber cómo eran este año.

Caminando por la arena en medio de la noche, las olas y su vaivén constante me decían que esto no era un sueño, que estaba sucediendo. Él golpeteo de las olas en la orilla de incrementó y una brisa marina lleno mis fosas nasales.

—Llegamos. —dijo Connor en mi oído. Me bajé de su cintura y miré. El acantilado. Él se posó detrás de mi y me abrazó de manera en que su cara estaba sobre mi hombro y sus brazos rodeándome por completo, Connor tomó mi mano y la entrelazó con las suyas. Un recuerdo se formó en mi mente.

∞-Recuerdo.-∞

—¡Connor! ¿Donde estás? —grité mientras corría por el la arena. Miré a ambos lados y no había nada.

—¡En tu corazón! —reí ante su grito.

Caminé por el acantilado. Me asomé abajo, sólo las olas ir y venir.

—¡Buh! —gritaron desde mis espaldas, del susto casi caigo mar abajo. —¡Elizabeth! —gritó Connor, suponía que era él quien me había agarrado. Podía sentir mi corazón golpeando fuertemente contra mi pecho.

—¡Connor, demonios! ¡Idiota, que susto me has pegado! —le grité mientras le golpeaba en el pecho. Él solo reía. —¿De qué te ríes, estúpido?

Me crucé de brazos y él bufó.

—Lo siento, ¿vale? Sólo era un pequeño susto. —agachó la cabeza. Negué con la cabeza, nunca madurará.

—Tienes que tener cuidado con tus actos. Algunas veces no todo pasa como queremos, podría salir algo mal. —Connor me miró y caminó hacia mí.

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