Capitulo 29

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«Con una mirada dominas cada espacio que hay dentro de mí.»

Elizabeth Evans.

Mañana sería noche buena. Tendría que viajar de nuevo a Alabama para pasarla con mi familia.

¿Lo bueno de todo esto? Connor estaría en casa de su abuela, justo al lado de la casa de mi abuela.

En estos momentos estábamos en la habitación, sus embestidas se hacían cada vez más fuertes. Y mis gemidos más altos, sus manos tomaron mis senos y los estrujó a su gusto. Me encantaba cuando hacía eso.

—¡Oh, joder, Elizabeth, te sientes tan bien, tan jodidamente apretada, tan caliente! —Connor gruñía en mi oído. Estaba a punto de correrme. Él éxtasis en mi cuerpo estaba acabando conmigo, y de alguna u otra manera con mis pensamientos inteligentes.

—¡Co...Co...Connor! —grité fuertemente cuando me vine. Mis fluidos salieron sin control alguno, lo empapé. Él dió dos embestidas más y se sujetó fuertemente contra mí. Apretó mis caderas y metió la cara en el hueco de mi cuello.

—¡Elizabeth, joder! —gruñó fuertemente. Y se corrió descomunalmente dentro de mí. Gemí, de nuevo lo hacíamos sin condón. Sabíamos que era peligroso, que estaba mal, pero, no podíamos dejar de hacerlo. Perdíamos el control al tocarnos.

—Increíble. —Connor seguía dentro de mí, su cabeza estaba dejando besos en mi cuello, me acomodó en su regazo de manera en la que estaba completamente sentada sobre el con mis piernas a cada lado de su torso y mis senos pegados a su pecho. Gemí al volver a sentir semi erecto.

—Nada en esta puta vida es tan jodidamente espectacular como estar dentro de tí. —gruñó y yo gemí cuando empezó a acariciar mis pezones. Moví mis manos y empecé a acariciarlo.

Había descubierto el punto débil de Connor. Lo volvía loco que yo lo besara, que tocará su cuerpo. Así que pasé mis manos por su pecho y empecé a besarle su cuello. Antes de hacer algo más que él pudiera detener me incliné. Salí de él con un fuerte gemido/gruñido por parte de ambos. Gatee hasta abajo y lo miré antes de hacer lo que tenía planeado. Ya él me había complacido, era mi momento de hacer esto.

Connor al ver mis intenciones gruñó y se acostó en la cama completamente, mi mirada se posa en su gruesa polla.
Sin dudarlo, lo tomo en mi mano y pongo mis labios sobre su capullo, guiándolo hacia mi boca.

—Jesús. —Connor gime, su cuerpo se estremece al sentir que lo rodeo. Él agarra un puñado de mi cabello, afirmándose. —La sensación de tu boca cada vez me pone más duro, Elizabeth, es tan caliente… tan suave.

La seda y el acero de él me hacen gemir. Siento un estremecimiento a través de él.

Juego con mi lengua en la parte inferior, tirando un poco hacia atrás, lamiendo la cabeza, luego lo llevo de regreso a mi boca. Una explosión de líquido preseminal golpea mi lengua. Ávidamente lo trago, comienzo a succionar con mi boca, chupando fuerte, tomando lo más que puedo de él.

—Elizabeth, tu boca… tan caliente… me chupas tan bien.

Satisfecha de que lo estoy complaciendo, sujeto mi mano contra su duro muslo, relajando mi mandíbula, tomando aún más de él con mi boca.

—Maldición. —gime.

Agarrando mi cabeza con la otra mano, anudando sus dedos en mi cabello comienza a follar mi boca.

—Dios… Elizabeth… ah, necesitamos parar… yo… ah, Jesús… me voy a venir. —Él comienza a retirarse tratando de salirse de mi boca. Pero quiero que él se venga en mi boca. Quiero el sabor de él en mí.

Aprieto mi agarre en su muslo, quitando mi mano de su polla y agarrando el otro muslo, tratando de mantenerlo en su lugar, dejándole saber cuál es mi intención. Sin poner resistencia de nuevo doy unas lamidas desde la base hasta la punta y dejó que se corra en mi boca. Me trago todos sus líquidos, eran amargos, ácidos, no tenía un sabor en sí.

—Esto fue lo mejor del mundo, maldita sea. No puedo perderte, no puedo perderte jamás.

Él gemido que sale de su boca me da a entender que le a gustado. Sonrió ante eso. Volví arriba y me acuesto a su lado. Él me miró, sonrió y me abrazó. Ninguno dice nada.

[...]

Me metió la cuchara llena de cereal de chocolate en la boca, gemí. Dios, amaba tanto el chocolate.

—Elizabeth, ¿Eres mía? —pregunta. La pregunta me cae como un balde de agua fría. No soy un objeto, nunca me gustó los hombres diciendo esto. Pero que él lo dijera se sentía tan diferente. Mi corazón golpeando fuertemente contra mí pecho me dio a entender que tenía que responder.

—Sí, sí Connor. Soy tuya. —respiro, apenas creyendo que digo las palabras, que incluso esto está pasando. No mentía, le pertenecía completamente.

—Llevas mi camiseta —Traza con su dedo en mi pecho sobre la tela y mi pezón al instante se endurece—. Me gustas con mi ropa… pero me gustas sin ella —Coge el dobladillo de su camiseta, sus dedos rozando mi piel mientras la levanta sobre mi cabeza, dejándola caer al suelo—. Pero me gusta aún más estar dentro de ti, sentirte. Tenerte gimiendo para mí. Saber que nunca nadie más a probado esto me vuelve loco, Elizabeth, joder me vuelve muy loco. Hace que la bestia posesiva dentro de mi  que solo sale contigo gruña.—susurra, me levanta apretándome contra su cuerpo firme.

Comienza a besar mi cuello, mientras me lleva de regreso hacia la cama.

—Te quiero para mí, tengo unos planes para nosotros el día de hoy y todos son calientes.—murmura contra mi piel.

—Vale. —contesté extasiada.

—Bien. Porque tú no dejarás este cuarto hoy y yo tampoco.

Me levanta por las piernas y camina conmigo hacía el jacuzzi. En el proceso nos vamos devorando la boca. Era adictivo, no podía mantenerme lejos de él. No podría hacerlo nunca. Estaba completamente enamorada de Connor Spinelli.

∆|∆|∆|∆|∆|∆|∆|∆

Debido a los comentarios tipo:"quiero que Connor sufra". Voy a aclarar. Connor va a sufrir, va a sufrir como un maldito. Y no solo él, también ustedes, porque las haré llorar jodidamente demasiado. :)

¿Eso era lo que querían saber? Bien, ahí lo tienen. Sólo les digo que disfruten los capítulos felices, porque ahora es que viene el drama.

Me da hueva decir lo mismo en todo los capítulos, así que ustedes saben que hacer.^_^

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