Prólogo.

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⇨«Uno nunca supera la pérdida de un ser querido.»⇦

Todo comienza años atrás...

En una ciudad portuaria estadounidense localizada en la homónima bahía de Pensacola, en el condado de Escambia en el noroeste del estado de Florida. Pensacola.


En médio de la carretera yacían dos gandolas escania de carga, una color azul y otra roja. Cargados de troncos para la constructora donde trabajaban.  A unos cuantos metros de distancia de estas dos gandoleros muy amigos.


Jhonatan Evans y Gretchen Spinelli. Amigos desde la infancia, crecieron juntos y fueron criados como hermanos.


—No lo sé, viejo Evans. Quiero regalarle el más hermoso collar a mi mujer. — suspiró soñador Gretchen. Jhonatan empezó a reir y le dió un masculino abrazo a su amigo.


—Joder cada vez te veo más idiotizado. — musitó riendo Jhonatan. Gretchen le pegó un codazo en el costado a su amigo, haciendo así que su risa aumentara.

—¿Y ya decidiste a quien dejarás? — le preguntó Gretchen a su amigo. Este lo pensó y suspiró. Ambos se detuvieron unos metros antes de sus gandolas, después de haber comido para seguir el camino de aquella carretera.


—A Carolina. La amo, pero no puedo dejar a mi mujer y a mi hijo solo. No sería capaz.— contestó Jhonatan agobiado. Carolina era su amante, él estaba casado y tenía un hijo pero esta mujer lo enamoró perdidamente. Todas las noches se iba a la cama con el mismo pensamiento. ¿Era posible amar a dos personas a la vez?


Vió como su amigo se preparaba para sacar la cajetilla de cigarrillos y le quitó la caja antes de que pudiera llevárselo a la boca.

—¿Por qué...?— Jhonatan le cortó.

—Douglas odia que fumes. — le respondió su amigo. El señor de cuarenta años sonrió encantado. Douglas. Su pequeño de quince años. Era su único hijo y su mayor orgullo junto a su esposa a la cual amaba perdidamente.

—Tienes razón. Con respecto a lo otro te daré un consejo. — dijo Gretchen antes de subir a su gran gandola. Miró a su amigo. —La vida es muy corta, aprovéchala de la mejor manera. Tienes una vida hecha, esa que tú mismo construiste con tanto esfuerzo. No dejes que una pasión te envuelva, es una noche, un raje el cual no tiene porqué salir de ahí. Es sólamente eso, Jhonatan, un raje, una buena follada. Olimpia no se merece eso, es una mujer la cual no a hecho más que amarte y darte todo lo que tiene. Es una mujer increíble, trabajadora, independiente, preciosa. No la dañes por una tontería. Y sin contar que mi mujer irá a tu casa a cortarte las bolas después de haber visto a su amiga destrozada. — lo último lo dijo en toque de broma. Lo pensó. Tenía toda la razón. Jhonatan se acercó a él y le dió unas palmadas en la espalda.


—Gracias amigo. — él hizo una sonrisa. Ambos subieron a sus gandolas y las encendieron para después emprender viaje a Manhattan donde descargarian para luego volver con sus familias.


—Pájaro azul, desde aquí Spinelli uno. En el segundo cruce pasa lento. Si pasas muy rápido la gandola se puede colear. — habló por clave Jhonatan a Gretchen a través del radio comunicador que traían aquellos vehículos de carga.


—Entendido, pájaro rojo. — le respondió Gretchen a Jhonatan.


Jhonatan miraba la carretera pero sus pensamientos estaban en lo que le había dicho Gretchen. No podía hacer una locura, tenía que terminar con todo este enredo. Sonrió recordando a su hijo, Paul. Un niño de quince años, inteligente y humilde. Él y Douglas el hijo de Gretchen eran mejores amigos al igual que su esposa y la esposa de Gretchen, amigas desde hace años.


Unos pitazos insistentes lo hicieron mirar hacia el camino. Abrió los ojos como platos, ya se encontraba en el cruce. Un cruce de ambos camino a la derecha e izquierda estaban rodeados por un barranco.


Sintió la muerte. Sabía que este era su fin.

No podía hacer nada al darse cuenta que era su gandola la que venía coleada. La parte trasera la cual estaba cargada por troncos avanzaba hacia el parachoque de aquella. Las cornetas de los automóviles sonaban. Jhonatan cerró los ojos esperando su fin.


Un montón de cornetas le hicieron abrir los ojos. Una gandola azul se metió entre la cola llevándose consigo el impacto de los troncos contra el parachoques.

¡No! ¡Por favor no!

Puso la gandola completamente en pare y corrió hacia fuera. Los autos estaban alrededor de ellos, se escuchaba la ambulancia a lo lejos y las patrullas policiales.

Corrió hacia la gandola azul de su amigo y abrió la puerta la cual por suerte seguía intacta. Lo que vió ahí casi lo hizo vomitar. Se sentía enfermo.


Su amigo, su único y mejor amigo de infancia estaba allí. Muerto.


Su craneo estaba partido completamente, estaba lleno de sangre y podía ver todo aquello que le parecía irreal de chiquillo en los libros de ciencias humanas.


Sin importarle nada subió los escalones y tomó a su amigo en brazos. Lo abrazó fuertemente contra él. Llenándose así de sangre. Gretchen soltó un el último suspiro en brazos de su amigo.


¡No Gretchen, no! ¡Maldición! ¡Maldita sea la madre del infierno! ¿¡Por qué!? —gritó hacia el cielo oscuro.—¿¡Por qué te lo llevas!? ¿¡Por qué a él!? ¿¡Por qué no a mi!? ¡Maldita sea! — gritó Jhonatan desgarrado en llantos a todo pulmón, para después romper en llantos.


∞...∞...∞

Diccionario

Gandola: Mejor conocido como camión de carga pesada.

Coleo de gandola: acción donde la parte de carga (la trasera) es impulsada por las ruedas que la sostienen hacia adelante, donde se encuentra el parachoque. Ya sea por imprudencia del chófer, o porque la carretera está mojada o llena de nieve/hielo.

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