Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
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- Tú - se limpió una lágrima riendo un poco - tú ¿en serio...? Ni siquiera sé qué decir.
- no necesito que digas algo - la acerqué para besarla - tenía muchos años sin cantarle a alguien.
- ¿Cómo es que hiciste para que te quisiera tan rápido? - me besó - No me parece justo pero no me importa - otro beso y otro y otro, no me está dejando respirar
tosí un poco - tranquila, no me acabo.
- Perdona, es que tú siempre me das la tentación de querer besarte. - sonrió apenada - Lo siento.
me reí - me encanta, pero por el momento hasta yo me quedo con las ganas, cochinos pulmones.
- Eso sí no es justo, pero me conformo con la mejilla - y sí, me besó.
- ¿te canto otra? - sonreí al mirarla.
- Cantas bonito, deberías hacerlo más seguido.
- me han dicho que le quite el puesto a Renn - negué - pero no, si a caso cantaré a dueto con él.
- Bueno, me gusta la exclusividad - sonrió poniendo su mano sobre mi mejilla y me vio a los ojos - no puedo creer que se haya hecho realidad, lo consideré algunas veces, sin embargo no lo creí real.
- ¿que te dije que me ibas a querer? - me reí, ella me dio un golpe en en estómago.
- No te pases de bruto, Gibran - me dijo señalándome
me reí - te lo dije, y me dijiste "ño, nunca" y mira, bueno, yo también dije que jamás me fijaría en una chivata tan grosera, gritona... y - trago saliva - sexy, y... preciosa - la beso - hermosa - la beso de nuevo.
- ¿De verdad te parezco sexy? - me pregunto mordiendo su labio inferior.
- ¿sabes como te he imaginado? al estilo dama de la segunda guerra mundial, con ese cabello perfectamente acomodado y - la beso - esa ropa ajustada y - no sé, bien sexy.
- Probablemente sea lo más raro que me hayan dicho, siempre y cuando no me pidas tatuarme, te lo dejo pasar.
la miré decepcionado - ¿no te harías un tatuaje por mi? que mala.
- Es que no me gustan las agujas y sé que me va a doler. Por favor no me mires así.
hago mi puchero triste - yo haría algo que no me gusta por ti.
- ¿Hablas en serio?
encojo los hombros - no se me da eso del romance y no he parado desde que te conocí.
- ¿Por qué tienes ser tan detallista? - suspiró viendo hacia abajo - Me dijeron que un leopardo te gustaría.
- es la huella, pero si quisieras, preferiría ser yo el que lo haga.
