Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
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Sinceramente no se perdieron de mucho los días que restaron de la semana, la pasé bien con mis hermanos, salí a muchos lugares con mis primos y nos pescaron los paparazzi fuera del antro, del bar y fue una bronca eterna sacarlos de encima, pero lo hicimos. Tomamos el vuelo con vuelta a Miami para la grabación de las canciones para CALL OF DUTTY, sé que hubiera sido mejor que fuera directo al estudio y mandara la limusina por los chicos (y la traidora) pero no, todo tengo y me da coraje conmigo mismo, me bajé de la limusina y no sé qué era peor, que me hubiera abierto la misma traidora o que lo hubiera hecho el mismo Dennis Anderson con pistola en mano, y como no es así, quiero pensar que no está, la traidora quería decir algo, no la miré y sonreí al ver a Tony correr a mi - ¿Cómo estás, coleguita? cuánto tiempo sin verte.
- Digo lo mismo - chocamos los cinco - ¿Por dónde andabas? Ya te extrañaba.
- Tuve que volver a casa, perdón por no llamar, ¿estás listo para vivir la experiencia del siglo? - le digo sonriente.
- Ni dormí por esperar este día - rió.
- Vas a pasarla de lujo - vi a lo lejos a Jack y elevé las cejas - ¿y tú qué? vamos, tengo que estar ahí en 40, amigo, Jessica esperará en el camino.
- Lo siento, estaba más ocupado con proyecto que tengo en marcha. ¿Cómo te fue? Daniel me comentó que estuviste con tu familia.
Trago saliva, avergonzado por mi última "charla" con Daniel, me rasco la frente - Bien, todo bien en casa, apurados con los preparativos de la boda ¿tú cómo estás?
- Bien, ocupado y con quemaduras en los dedos, pero todo bien - rió - así que, ¿nos vamos ya?
Esperé hasta que los tres salieron de la casa, la traidora cerró la puerta y caminó sin decir palabra alguna, nada sobre aquella llamada que me hizo, ningún comentario sobre mis fotos con María, ninguno, y se lo agradezco. Fui el último en abordar la limusina, el silencio comenzó a molestar después de unos minutos, Tony miraba a Sam y me miraba a mi, tratando de averiguar qué es lo que estaba pasando, suspiré y miré por la ventana - Aquí hace más calor que en mi pueblo.
- Es normal, puede que al rato llueva - comentó Tony.
Asentí mientras seguía mirando por la ventana, me puse la guitarra en las piernas, mierda, qué bochorno tan desesperante. - Ah...
- ¿Y mis dulces dónde están? Dijiste que cuando fueras a México me traerías unos.
- Tony - regañó su hermana.
- Los traje, no soy un mentiroso, esas cosas no se me dan, al menos a mi - ¿ya comenzamos Gibran? - los olvidé en casa, te los daré en éstos días, solo si prometes no devorar de una la canasta completa.
- No prometo nada. Los dulces son mi kriptonita.
- Amortigua tus debilidades, de otra forma te enviaré uno por semana. - reí ante su cara de "no, por supuesto que no"
