Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
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Siempre me daba gusto ver a Sofía, era una buena chica, siempre fue apegada a la familia, todos la queremos mucho, me reía con ella cuando Sam apareció frente a mi - ¿Qué quieres? - tiene que entender que no somos amigos, para eso se hace méritos por lo menos conmigo.
- ¿Sabes dónde está mi prima? Hace rato que no la veo.
- No es cierto, espera aquí, Sofía - me busqué las llaves de la moto, no esperé a nadie, en este lugar darían miles por una rubia hermosa como ella, acelere a tope y salí con rumbo a la casa de Bárbara, cada segundo que pasa va en mi contra, puto tiempo de mierda, tengo unas enormes ganas de llorar ¿en dónde estás? Entonces la vi, defendiéndose como una fiera de una pandilla de callejeros, la sangre se me calienta, detengo la moto y corro hasta ella.
- Vamos rubia te va a gustar - le decía uno, ella le dio un golpe y el poco hombre la aventó al suelo.
- NO TE ATREVAS A TOCAR A MI NOVIA OTRA VEZ, HIJO DE PUTA - eran 6 y mi enfurecido ser, llevan las de perder su así.
- Auh - se quejó sobando su brazo, miró su mano y después al que la botó - Maldito hijo de perra, vas a pagar por esto - se puso de pie yendo sobre él, lo golpeó como si fuera su saco de boxeo, uno de ellos intentó tomarla por la cintura, mala idea.
- Espera, espera, soy yo, ve por la moto, y vete, yo me encargo. - le dije mientras media distancia con ellos.
- Venga, la rubia tiene relevo. - dijo el pandillero.
- Corre Bárbara.
- Ren - se me pegó al brazo, le insistí con la mirada y finalmente se fue. Uno de ellos intentó ir por ella.
- ¿TU MAMÁ NO TE ENSEÑO A RESPETAR A LAS DAMAS? - lo tomé de la playera y tiré con fuerza mientras los otros se venían encima, y es que creen que el montón hace la fuerza, no son mucho a diferencia de pelear con mi papá, mi tío Isaac, Mauro, Álvaro, Carlos y el dúo dinámico, Máx y Franco, esa si es pandilla.
Si me dieron uno que otro golpe, de hecho, la pelea callejera es demasiado sucia, pero les di una paliza, aunque no me escapé de lesionarme la mano, una vez que le planté la rodilla a uno de ellos en la cara, y que también me dolió, me dejé caer sobre la acera, rendido, rendido de cansado.
- Vamos, ayúdame a ponerte de pie, Barbara está en el auto - alcancé a escuchar, seguido de un par de disparos que no tengo idea de dónde salieron - ¡Sam, ven y ayúdame con él!
- Malditos pandilleros hijos de puta - mascullé adolorido, no sé ni dónde estoy, que mierda la vida.
- Dios mío, mira cómo lo dejaron - puso su mano sobre mi mejilla - ¿Ren?
- No exageres, es la sangre de ellos, me erguí y me levanté, todavía le di una patada a otro - Putos y montoneros, todo tienen.
