Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Sie sind unerträglich! - le jalé lo primero que alcancé, creo que era parte de su chaqueta, no sé.
Gritó - ¡suéltame! - me bajó, yo tenía su medalla en la mano, me miró con tanto odio que no pude evitar entrar en pánico - ¡dame eso! - respingué mientras me arrebató la medalla, rompí la cadena y aparte, le corté el cuello, miró en sus dedos la sangre - fue suficiente - me metió la mano al sostén y sacó las llaves, tiro de mi mano, molesto, tengo miedo.
¿Y yo dónde dejé mi bolso? Está tan enojado que ni siquiera un volcán en erupción le gana, me quedé en tal shock que ni siquiera protesté cuando me jaló.
- Agradece que eres mujer, de otra forma te mataría por lo que hiciste, súbete.
- Pero yo no quiero - dije con vos temblorosa.
- No me hables y súbete - besó la medalla antes de ponerla en un lugar seguro. - ¡rápido!
- Okay - sí, normalmente no hubiera hecho lo que dijo, pero es que normalmente no me mirar ni hablan del modo en que lo hace él.
Arrancó la moto y aceleró a fondo, su respiración era agitada, estaba muy enojado, comencé a golpearle y a gritar que se detuviera, no lo hizo, aceleró más.
- ¡Para ya, imbécil nos vas a matar! ¡Deten la puta motocicleta ahora! - sería más si se tratara de un auto, ahí podría meter mano y frenar, aquí siento que voy a morir antes de tiempo.
Invadió el carril contrario y en la curva apenas logró evitar el coche que venía frente a nosotros, se detuvo en la orilla, la velocidad había disminuido, proveché para saltar de la moto, la dejó caer después de eso, se frotó la cabeza, me acerqué poco a poco, de manera dócil, pero a él no le importó y le devolvió una furiosa mirada - ¡no vuelvas a tomar mi medalla de esa forma JAMÁS! - se dio la media vuelta y le dio una patada a un contenedor que estaba cerca, respingué.
Para este punto se me quitó lo ebrio.
- Lo lamento mucho, yo no sabía que era importante para ti - le dije lo más calmada que pude. Intenté ponerle la mano sobre el hombro pero él lo evitó - Gibran, perdón, de haberlo sabido no la hubiera tocado, de verdad.
Suspiró profundo, cerró los ojos, levantó la pesada moto y se subió esperando que entendiera que tenía que subir, y lo hice, volvió a arrancar y a conducir de manera tranquila, se detuve frente a su casa una vez que llegamos.
Por unos segundos me quedé sentada sin saber qué hacer o qué decirle. Se veía más calmado sin embargo no lo quería volver a alterar y tampoco me quería ir solo así como así.
- ¿Quieres que te lleve cargando dentro?
- No, eso no es necesario - me bajé de la moto y me quedé ahí parada - De verdad lamento lo que te hice en el cuello, no te quería hacer tanto daño y tampoco te quería provocar un enojo.
