Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
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Es lindo saber que uno cuenta con el apoyo de sus padres, sobre todo cuando de verdad lo quieres, por supuesto que mi madre aún no estaba enterada sobre la boda sólo sabía que Renan vendría a cenar y sí, tal como lo supuse preparó chili con carne. Mi papá estaba ocupado con asuntos de la oficina así que aquí nos tienen, mi mamá, mi prometido y yo sentados en la sala a la espera de mi padre.
- ¿Y si le llamas? - sugerí - Está lloviendo y sabemos que eso no ayuda al tráfico.
- Esperemos unos cuantos minutos más, tu padre nunca se retrasa sin una razón válida.
- Está bien.
Al poco tiempo, como si lo hubiéramos invocado, mi padre se apareció chorreando agua por todas partes. - No se imaginan lo mal que está el clima allá afuera.
- Dios mio - mi madre y yo nos levantamos rápidamente - Terry, mi amor, ¿qué te pasó?
- Qué no me pasó, querrás decir. Para empezar el maldito de mi jefe me quiere jalar de vuelta a Canadá, luego sigue con que casi me provocan una quemadura de tercer grado gracia a mi nueva y boba asistente y para rematar, un estúpido ebrio decidió chocarme. - se quitó el abrigo con con enojo - Llamé al seguro y primero llegó la polícia ¿puedes creerlo? Se supone que tiene que ser al revés, pero no, ahí me dejaron tirado en la calle con éste clima de Noé.
- Ay mi cielo - le besó la mejilla - lo importante es que ya estás en casa. Ahora lo principal es quitarte esa ropa antes de que te de una pulmonía o algo así.
bufó - Ya sería el colmo. - miró a Renan suspirando cansado - Perdona si no te saludo como alguien decente lo haría pero como verás, no estoy en las mejores condiciones.
- No se preocupe señor Raymond, comprendo. - dice en forma seria, claro.
- Deberías darte un baño, papá, nosotros te esperamos.
- ¿Y dejar que mi hija sufra de hambre? - negó - Ni que fuera un mal padre - me besó la mejilla - comiencen sin mí en lo que me cambio de ropa.
- ¿Estás seguro? - aunque me conviene no es me conviene al cien por ciento.
- Insisto. Además de que tenemos un invitado y no es justo hacer esperar su apetito.
- No hay ningún problema señor Raymond, podemos esperarle.
- Ren tiene razón, papá. Unos minutos no harán la diferencia.
- Tres versus uno, amor, vamos arriba para que te cambies y me cuentes lo demás - mi papá aceptó al final - Ustedes vayan al comedor si quieren, bajaremos en unos minutos.
en lo que ellos subían las gradas me senté junto a Renan - Creo que en definitiva este no fue su mejor día,
