CAPITULO LXXVII "EDDIE PALACIOS"

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- Wow, wow, espere. ¿Una suspensión? ¿No sería más diplomatico ponerla a hacer... no sé... servicio comunitario? - le preguntó buscando ablandar la sanción. Culpabilidad, soy toda tuya.

- Eso ya lo hice, con el señor Palacios a quién agredió en primer término, pero no le funcionó, y él, pues no está y me da gusto, se va suspendida señor Anderson, y para la otra, se va definitivamente.

se levantó abotonando su saco - Un gusto hablar con usted, como siempre. - me miró - Samantha, quiero que te disculpes con tu directora.

- ¿Ah? - tronó los dedos señlándola. Suspiré poniéndome de pie - Perdón por la manera en que me dirigí a usted y siento causarle tanto ptoblema.

Niega - Espero que éste tiempo te sirva para reflexionar tus decisiones últimamente y puedas mejorar - salimos de la dirección y caminé por delante de mi papá, ya veo venir su alegato de apertura.

- Es increíble que hayas hecho esto, Samantha.

- ¡Se lo tiene ganado! . protesté.

- ¡No me interesa! - suspiró cerrando los ojos - Samy, nena, no tienes que aplicarle el dicho familiar a cualquiera que te provoque.

Seguí caminando, no quería hablar - ¿Todo fue por ese vago de la guitarra, verdad?

- No te atrevas a llamarlo así, Gibran no es ningún vago y si así fuera ¿qué? Ya tengo 18 años puedo tomar mis propias decisones.

se detuvo - Ten más cuidado como hablas jovencita. Oyeme bien, no quiero que te metas a más problemas por ese idiota, no lo vale.

- ¡Lo vale para mí! Podrá no caerte bien pero es el hombre que yo amo. Tú y mamá me enseñaron a pelear por lo que crea correcto.

- Pero no iba tan literal. Por Dios, Samantha, le dejaste arañado el rostro, tendremos suerte si los padres no meten mano.

- No tendrían porqué hacerlo. Y como ya dije, se lo tenía merecido, esa estúpida ya llevaba rato molestándome y solo le di lo que se merecía.

- ¡La golpeaste por un moribundo, Samantha! Ese inepto está metido en un hospital mientras tú te metes a peleas que no van al caso.

fruncí el ceño - ¿Tú cómo sabes que está hospitalizado? - ignoró mi pregunta retomando su camino - ¿Cómo lo sabes? Papá, dime que no fuiste a hablar con él.

- Yo no le debos respuestas a nadie - le quitó la alarma al auto.

- Ahí es donde te equivocas porque sí me la debes. - dije poniéndomele enfrente - Lo que sucedió entre Gibran y yo es nuestro asunto, no tienes porqué meterte, papá y mas te vale que no le hubieras ido con amenazas.

- Le dije que se fuera, y lo felicito por hacerlo...

- ¿Qué? - dije en un jadeo. Me sentí al borde de las lágrimas al verlo conservar su mirada seria, ni siquiera había arrepentimiento en su mirada - ¿Cómo pudiste? - alegué golpeándole el pecho - ¿Por qué?, ¿por qué le dijiste eso? ¿¡POR QUÉ MIERDAS LO HICISTE!?

▬SHOOT ME DOWN: OR RUN AWAY WITH ME ▬PARTE 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora