Después de descubrir por completo el negocio turbio de su familia, Gibran Palacios es enviado junto con los primogénitos del clan, a Miami, Florida, con el único objetivo de mantenerlos lejos de sus enemigos y a salvo del peligro.
Sin embargo, esto...
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Entramos a ver la función, Sam estaba de juguetona y después de unos minutos de Rápidos y Furiosos me disculpé con mi pasión por la película y me dediqué a besarme con Samantha.
- Alguien no me está dejando ver la película. - le dije fingiendo estar molesto.
- Mi culpa no es - dijo con inocencia.
- Si claro, eres inocente y yo soy el que está metiendo mano ¿no? - le digo sonriente.
río - Nadie está poniendo títulos.
- Pero la adrenalina de la película no ayuda - le digo en un susurro mientras acaricio su muslo.
- Gib - carraspeo - aquí no.
Me río de forma maliciosa - No, pero claro que aquí no, está completamente oscuro y la sala está estratégicamente casi vacía, por supuesto que no se presta para ésto - subo un poco más la mano, y chilla de forma suave, después la beso.
- Eres un aprovechado - me dice metiendo mano bajo mi camiseta.
- Mira quién lo dice - la vuelvo a besar, no sé como termina en mi asiento - Ésto no es un cine XXX nena, pero puede volverse así unos minutitos. - le susurré.
- Será mejor que no me des ideas - susurra bajando la mano - me preguntó, ¿qué habrá por aquí?
- Algo que no vas a conocer, niña calenturienta - me río mientras le susurró en el oído, ella me mira retadoramente.
- ¿Ya te he dicho que no es bueno retarme? - le detuve las manos al sentir que desabrochó mi pantalón.
- No voy a decir que no tengo antojo pero estoy a dieta de chicas por el momento - le digo orgulloso de mi ridículo celibato.
Resopló - Las dietas siempre se rompen y... - se vio obligada a callarse al escuchar el silbito de su celular - Aich, díganme que no es cierto.
- No sabes la falta de educación que es dejar el teléfono con sonido en plena función - niego mientras ella mira la pantalla, eleva las cejas y sale de la sala, pensé en quedarme a ver esa parte de la película en la que van por el hielo con un maldito tanque de guerra, pero mejor seguí a Sam, estaba a unos pasos fuera de la sala y la esperé en la entrada, apoyado en el marco.
- Nos tenemos que ir - dijo con el celular al oído - ¿Qué fue lo qué pasó?... El "lo de siempre" no me sirve de nada, papá, tienes que darme detalles - rodó los ojos - Sólo dímelo ya - se quedó helada con la mano sobre el pecho.
Me rasqué la frente, Dennis está haciendo que me arrepienta de no meterle un tiro entre las cejas, rodé los ojos y exhalé apoyado en el marco de la puerta, fastidiado. - Okay.
Me tomó de la mano tirando con fuerza - Vamos para allá, supongo que estaremos ahí en treinta o menos. - cortó la llamada - Necesito que me lleves al hospital, pronto.
