4 de Julio 2014
New YorkLauren
El camino de mi edificio al de Jade era corto, horas antes recibí su llamada para encontrarnos. El lugar, su increíble departamento. Lujoso, en el piso 25 y con vista preciosa de la ciudad. El frío me caló hasta los huesos, a decir verdad, no estaba muy acostumbrada a usar un abrigo, solo chaqueta de piel, bien ajustada pero para nada caliente. Miraba a la gente pasar a mi lado, era tarde pero esta ciudad jamás dormía. Topé con varios por ir comiendo mi cabeza. La maldita culpa me invadía y agregado aquel temblor inevitable por el fresco de la noche. Cuando vi por fin la entrada a la recepción tan lujosa del edificio me sentí un poco mejor. Al menos el frío se me quitaría.
Caminé un par de pasos más hasta que Josh el chico de la recepción me dió un afectuoso saludo.-Señorita Lauren ¿Como está?
Me miró arriba abajo para percatarse de mi escasa ropa.
-Con un poco de frío Josh pero ya llegué más vale tarde.
Negó un poco enfadado pero se rindió, le dí un último saludo para dirigirme al elevador.
Justo en el piso 15 mi móvil sonó dentro de mi bolsillo. Miré la pantalla y enterarme de quién se trataba.-¿Mani?
-Wow por fin te dignaste a aceptar mi llamada. Me recargué en la pared del elevador.
-Lo siento, me he liado bastante con el trabajo. Cierta parte de mi excusa era verdad, después de ese horrendo fin de semana, me retrasé bastante con mi trabajo. Un despacho de abogados. Maso menos bien pagado, servicios y cercano al departamento en el que vivía de renta. Tenía que ponerme al corriente con algunos casos sencillos para cubrir mis gastos del mes, reponer mi dinero perdido en las Vegas y comprar otro posible anillo de compromiso.
Mani se rió en la línea.-Claro debes estar ocupada. Ella no podía preocuparse, trabaja a su ritmo y vivía junto a otra de nuestras amigas. La tierna Ally, Normani era bailarina y se le daba tan bien que impartía clases en una academia de baile. No importaba si faltaba durante días, se reponía de ello con un par de clases privadas.
-¿Puedes dejar de reír? El elevador se detuvo en la planta 25. Suspiré y salí al largo pasillo con el teléfono aún en mi oído.
-¿Ya encontraste algo?
Cambió el tono de su voz a algo más serio, a lo que se refería era al gran tema de mi novia fugitiva y el anillo de la abuela. Tenía una semana tratando de localizar el paradero de esa mujer.-Nada y la verdad es que ya me resigné, ese anillo no va a aparecer pronto.
Estaba llegando a la puerta del departamento de mi novia.-Lauren, de verdad creo que ya debes dejarlo pasar, tendrás que comprar algo para Jade o posponer la propuesta.
Tenía razón, pero eso de posponerla no era una buena opción para mi casi prometida. Ella era quién insistía en casarnos y vivir juntas en su departamento. Yo no me quejaba pero aún así me sentía abrumada por la responsabilidad que tenía frente a Jade y sus padres. En resumen la conocía desde la universidad, era abogado igual que yo pero a diferencia yo provenía de una familia de clase media de Miami, yo vivía allá hasta que me traslade a la ciudad con una beca completa en la universidad. Era buena en los deportes y estudiando. Beca de excelencia académica. La diferencia con Jade es que tenía toda su vida viviendo en esa inmensa ciudad, sus padres tenían empresas por doquier y jamás le faltó nada, tuvo dinero y auto desde joven, la conocí durante clases, yo quedé flechada de su personalidad tan particular. De la nada ya era su novia y compartíamos todo, me presentó a sus padres y me convertí en la mujer indicada. Un año y medio después estaba aquí, a punto de explicarle que ya no tenía ningún anillo para darle.-Debo colgar Mani, te veo mañana.
Se despidió y me reiteró la gran invitación a un bar al día siguiente.Cuando estuve a punto de tocar el timbre, Jade abrió. Su cara estaba extendiendo una gran sonrisa y percibí su olor a rosas.
Entré junto a ella, solo me tomó por la mano para dirigirme a la habitación.-Te extrañe tanto Jauregui.
Apenas tenía horas sin saber de mi, era imposible que me extrañara. Además su día era más cómodo que el mío. Ella trabaja junto a su padre, aprendiendo todo sobre sus negocios antes de tomar el mando. Mi pecho se llenó de algo, era una presión leve, toda esa situación me consumía, me agobiaba.
Decidí olvidar todo y dejarme llevar. La miré de pies a cabeza y noté la poca ropa que llevaba. Estaba increíble.
Un cuerpo tan delicado y feroz a la vez, sus ojos azules y el cabello rubio tan sedoso. Me alegré un poco, al menos este encantó era mío.
Tomé su cintura con brusquedad. Si algo bueno teníamos en la relación era la pasión que emergía en la cama. Sexo. Un sexo increíble.
Quité el albornoz rosa de su cuerpo y cayó al piso.-¿Donde lo quieres princesa?
Le pregunté. Juntas buscamos el mejor lugar de su departamento. Todos los rincones del sitio habían sido inundados por nuestros gemidos. No había sitio que no hubiésemos probado.
La guíe al sofá blanco y elegante que estaba en el centro del departamento.-Bien, solo quiero algo salvaje no te detengas.
Como siempre a la rutina, después de trabajar, una sesión increíble de sexo. Recordé porque estaba decidida a casarme con ella.
Un momento, pero no sabía si podría, para mi desventaja creía haber firmado una acta de matrimonio, no como quería, ni con la persona que esperaba. Mientras besé a mi novia por el cuello, las imágenes vinieron a mi mente. Su hermoso cabello castaño y dios, esos ojos, su piel y la forma tan encantadora de suspirar al llegar. Esa hermosa castaña invadía cada rincón de mi cabeza. Su olor, y creo poder recordar su forma de reír. ¿Como mierda se llamaba? ¿Como fue que acepté casarme? Además me debía el valor de ese anillo. Se había escapado con más de una cosa mía esa noche.
ESTÁS LEYENDO
Novia fugitiva
FanfictionDecir "Si" a una propuesta de matrimonio frente a tus amigos y familia puede ser la experiencia más romántica y encantadora ¿Pero que sucede cuando la propuesta no es precisamente la esperada? En medio de una fiesta en la ciudad del Pecado, Las Vega...