Novia fugitiva

Sin comparación

6 de Enero 2017
New York

Camila

La escuché levantarse en la mañana, se colocó una bata encima. Yo la miré de reojo. En lugar de entrar al baño, se dirigió al armario que ella misma se había encargado de organizar, haciendo espacio suficiente para mis cosas. Había sido amable con eso.
Sacó un par de cosas y luego no volvió a entrar al dormitorio.
Cómo tonta esperé a que viniera a fastidiar con algo pero no lo hizo. Miré el reloj de la mesa de noche. Fácilmente habían pasado minutos. Con cierta duda decidí salir yo misma.
Caminé despacio hasta la sala. No estaba ahí y la cocina tenía la luz apagada. ¿Se había ido? Ella se fué sin decir más.
Me recargué en la pared de la entrada. Mordí mis uñas impaciente. ¿Cuanto tiempo hacía que no me sentía así?, Mucho. La última vez había sido cuando mi padre salió de viaje por unos días sin despedirse de mí. Yo era pequeña. Demasiado y todavía no entendía bien la vida de los adultos.
Aparte ese pensamiento y miré la estancia.
La había fastidiado lo suficiente. Con una sensación rara en el pecho caminé hacía el baño exterior. Debió bañarse ahí. Al entrar miré todo perfectamente ordenado. Sólo ese olor a su perfume.
Era buena o mala señal que se cansará de mi ¿Tan rápido?
Su cara de dolor después de sacarle el aire ayer me hizo sentir culpable. Ahora mucho más.
Hice mi rutina diaria y sin saber que más hacer. Marqué a mi amiga.

-Hola cariño.

-Dinah.

-No te escuchas bien, claro, ella debió hacerte algo, iré ahora mismo por ti.
Escuché sus movimientos repentinos.

-No, deja eso...

-¿Entonces? Te has peleado con Bill, no puede reclamar nada, tu... bueno estabas de vacaciones conmigo pero de todas formas aún debes quedarte, el no sabe nada.
Mordí mi labio, ni siquiera con Bill me sentía así de decepcionada. No lo había pensando a él en las últimas 12 horas. Quizá debía irme y solucionarnos la vida a Lauren y a mi. Yo lo veía con más claridad, Lauren sólo había respondido a la defensiva. Desde que me ayudó en el hospital la traté mal, luego al verla de nuevo, era obvio que iba a responder así, su mejor forma de hacerme mal era esta pero ahora que hasta esto había arruinado yo, ya no hacía más que fastidiar su vida perfecta. Además la había golpeado dos veces.

-Lauren no me habló está mañana. Le dije con una voz triste. La imaginaba frunciendo el ceño.

-Pero si esa es la mejor noticia, mira solo disfruta de ese departamento estos días, ignorala, que ella haga lo mismo y pronto estarás libre.

-No me entiendes Dinah. Le reclamé. -Es divertido pelear con ella, estar aquí sin hacer nada es demasiado aburrido, tal vez ella me pida irme hoy mismo.

-¿Te gusta verdad? Preguntó mi amiga en tono comprensivo. Lo miré al techo con mil dudas. Lauren no podía gustarme, la odiaba, era lo que sentía por obligarme a vivir con ella con la amenaza de delatarme con Bill.

-Claro que no.
Ella me mortifica demasiado y eso que apenas llevó dos noches con ella.
-Estas alucinando, solo disfrutaba hacerla enfadar, debes ver su cara. Dinah rió un poco.
Mis pensamientos ahora eran tan vagos, iba de un instante a otro. Cuando ella me abrazo por la noche. Debía admitir que su tacto no era del todo rechazable. Pero no podía demostrarle lo contrario. Tenerla a poca distancia de mi me hizo titubear si debía o no besarla. Eso cambiaría todo.
Seguramente no se me acercaría ni de chiste.

-Pues deberías hacerle una broma más, tal vez y así dejé de estar de ese humor ¿Que tanto hiciste Camila?
Fue mi turno para reír. Aunque eso me hiciera sentir culpa.

Pensar en hacer otra más no me gustaba. Solo quería evitar que ella me odiara del todo. Quería irme de ahí con la mejor imagen de mi.
Lauren estaba conociendo a la peor.
Tuve una idea genial. Además tenía mucha hambre.