Visita especial

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5 de Enero 2017
New York

Camila

Nunca me había sentido tan cansada después de despertar. Y menos ahora que recordaba todo lo que había sucedido. Si ayer estaba enfadado ahora en un nivel superior, algo que no tenía como nombrarse. Miré el dormitorio. Debía hacer algo para vengarme. Algo muy bueno para hacerla arrepentirse de traerme aquí.
Estuve casi una hora buscando algo en todo el departamento. Bien. Se me ocurrió que contradecir sus reglas era un buen inicio.
Me senté un rato en el sofá después de tomar el medicamento, me hacía sentir cansada así que el efecto tardaría en pasar. Para mi fortuna el dolor era menor.
Luego vinieron a mi cabeza esas imágenes.
Era tan cómoda su cama que me fastidio escuchar esa música que me despertó. Por instinto busqué a Bill a mi lado, luego de sentir vacía la cama, me reincorpore con prisa. No sabía dónde estaba. El ruido provenía del balance. Ella usaba música para bañarse.
Quise dormirme otro rato pero fue imposible, solo me recosté como antes y miré con pena mi brazo. A buena hora tenía que pasarme esto. Necesitaba hablar con Dinah, decirle que estaba bien. Viva y con esa chica idiota.
La puerta del baño se abrió lentamente y en medio de la oscuridad la ví salir. La pequeña luz que entraba por la ventana me hizo verla realmente. Oh dios, estaba desnuda. No sabía que hacer en ese momento. Pero observar levemente sus curvas me hicieron seguir viéndola. Ella, era guapa no podía negarlo y mirar su culo al aire me hizo sentir algo diferente. Miré su piel blanca y esa marca detrás de su cuello, un tatuaje. Llevaba el cabello hacía un lado. Luego me dirigí a su espalda. Suspiré despacio. No quería que se diera cuenta que la observaba. Después de mirar bien sus piernas, ella se giró para tomar algo más del armario y yo entré en pánico. Para librarme de la culpa actúe como si mirarla así me molestará, tomé la almohada con mi mano izquierda y justo antes de darse la vuelta y ver esas dos partes mucho más prohibidas le lancé la almohada junto con un grito. Quise reírme del salto que pego pero quería mostrarme sería. Cubrí mis ojos. Su risa me confundió. Era tan peculiar junto con su voz al despertar, un poco más ronca de lo habitual.  Trato de sonar graciosa y no destape mis ojos hasta que se vistió. Ahora me sentía muy culpable por espiarla. Lo siguiente no fue nada agradable. Ella se movía con tanta gracia por el departamento y me causó impresión mirarla vestida de aquella forma, parecía otra mujer, una más seria y formal. Iba a trabajar.
Dejé de recordar eso y me pusé manos a la obra. Comencé por el baño, tomé una ducha rápida con tanto cuidado para no lastimarme, con dificultad logré vestirme, una blusa corta blanca y jeans ajustados eran suficiente para andar ahí.
Usé su secadora y me peiné, me coloqué maquillaje ligero, tampoco quería que pensará que me arreglaba para ella.
Dejé mi ropa tirada en el piso del baño. Y la toalla sobre el lavabo. Bien.
Reí para mi. Ella estaría demasiado molesta.
Usé la pasta de dientes y la dejé destapada derramándose. En la ducha solté el jabón al piso y llené de espuma los cristales. Lauren al menos tenía un buen gusto para su departamento.
No podía creer que yo hacía todo eso, me comportaba como una adolescente vengativa, haciendo aquello que yo también odiaba.
Salí del baño, era suficiente ahí.
Sobe un poco mi brazo, me había esforzado demasiado hasta el momento, se suponía que debía guardar reposo.
En el dormitorio dejé mi maleta deshecha en el piso. Saqué una parte de su ropa del armario y coloqué la mía. La otra parte la tiré sobre la cama.
Me pusé unos zapatos para andar en la alfombra.
Salí a la sala y ví lo reluciente que estaba. Me daba mucha pena hacer algo ahí.
Caminé a la cocina decidida. Aún no tenía hambre pero debía comer algo. Comí el resto de fruta e hice unas tortitas, no limpié nada. En la encimera dejé todos los ingredientes.
Después de eso solo me senté para esperarla. Ella se iba sorprender.
Eso de estar de vacaciones tampoco me gustaba mucho.
Con el teléfono inalámbrico por fin llamé a mi mejor amiga.

-Hola.

-Dinah. Dije antes de que soltará un suspiro de descanso.

-Por fin, estaba tan preocupada por ti, ni siquiera te he comprado otro móvil Camila dime que esa tipa no te ha hecho nada.
Negué. Miré el sofá dónde estaba y decidí recostarme, temiendo quedar dormida en cualquier momento.

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