Raro

6.1K 388 9
                                    


1 de Enero 2017
New York

Camila

La mujer salió algo enfadada pero yo no podía hacer más. Me sentía demasiado agotada como para lidiar con ella ahora. El brazo me dolía horrores. La confusión de todo el accidente me tenía muy distraída.
Pero, esa mujer, Lauren, me hizo sentir de una forma rara. Claro que me interesaba pero sentía miedo. De pronto algo del pasado volvía para comerme la cabeza. Nadie lo sabía, solo Dinah y yo. No podía imaginar lo que pasaría si mis padres y Bill se enterarán de que realmente estaba casada y que LJ o Lauren Jauregui era mi esposa.
LJ las iniciales del anillo si eran por ella, el anillo. Por su nombre y que me parecía, era un buen nombre para tremenda mujer, tenía una energía peculiar y sus ojos verdes parecían estudiar todo su alrededor.
La inseguridad estaba sentada a mi lado cada vez que me miró fijamente.
Tal vez había sido grosera, ella había estado ahí en el hospital sin entender más que yo, sin conocerme y tuvo interés en saber que me recuperaba.
Pobre de mi mejor amiga, quizá tampoco estaba pasando un buen rato y quería saber sobre ella. Tendría que esperar a que el doctor o alguna enfermera viniera. Miré a los lados de la habitación y observé la chaqueta negra sobre la silla. No sabía si era de ella precisamente pero ahí estaba. No quería volver a toparmela en días. Aún tenía esa duda de si era la chica que miré dos días antes en la esquina.
Cerré los ojos tratando de relajarme. En mi mente también rondaba la idea de avisar a mis padres y a Bill pero debido a la situación y la discusión por realizar este viaje, no quería escuchar el típico te lo dije de mi madre.
Ella presentía que algo pasaría durante mi estancia de dos semanas en esta gran ciudad.
Miré el techo por minutos hasta que el doctor volvió a entrar.

-Hola Camila.
Yo saludé apenas. -Hemos descartado alguna complicación después de la cirugía y los medicamentos para dolor te están funcionando, pero aún así debes permanecer un día y noche en el hospital.

Yo asentí. No tenía otra opción.

-¿Tu esposa está aquí? Preguntó mirando.

-Yo...no ella se fué.

-Bueno quizá cuando vuelva deba darle indicaciones sobre tu brazo.
Tenía que recordarme que horas antes le había pedido que se fuera. Ni siquiera había forma de contactarnos para arreglar lo de la boda rara de las Vegas.

-Doctor ¿Mi amiga Dinah Hansen?

-Oh ella esta muy bien, solo tiene los puntos en su frente, en unos minutos será dada de alta, dijo que estaría contigo muy pronto.
Yo le dí una media sonrisa. La necesitaba conmigo ahora. Antes de que mi cabeza entrará en locura.
Tal como dijo el doctor, Dinah entró a la habitación con una venda en su frente y cuidando de no hacer ruido. Al menos ella estaba conmigo.
Cuando me miró despierta sonrió.
Intentó dar saltos pero se quejó de dolor. Ni siquiera en esos momentos podía actuar sin tanto entusiasmo. Cuando llegó hasta a mi me besó la frente.

-Oh Camila, no puedo creer que estemos en esta porquería de hospital, deberíamos estar disfrutando de un café en el departamento, recordando la noche pero nos paso esto. Bufó. -Mira tu brazo, lo siento tanto.

-Estamos bien, además no hay nada mejor que sobrevivir a un choque junto a tu mejor amiga. Ambas reímos, definitivamente su presencia me hacía falta para mejorar mi humor.

-Camila, por dios, he visto a LJ, por cierto ¿Donde se metió? Su entusiasmo también crecía. Ella no entendía del todo.

-Bueno...yo si la ví pero le pedí que se fuera.

-¿Que? Casi salto sobre mi y lo hubiera hecho si no tuviera está cosa en el brazo.

-Eso.

-Dios, debió afectarte el golpe, amiga la buscaste por unos meses y ahora que te enteras que realmente es tu esposa la dejas ir.
Yo la miré mal.

Novia fugitiva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora