Novia fugitiva

Casate conmigo nena

31 de Diciembre 2017
Las Vegas

Lauren

Los días fueron muy divertidos y pasamos el tiempo paseando de un lugar a otro, visitando museos, casinos y restaurantes.
Camz estaba demasiado entusiasmada por el día de hoy, nuestras amigas se habían portado bastante bien, sin tomar mucho y bueno me sorprendió un poco saber que ya habíamos madurado un poco como para andar de fiestas todos los días y buscar alguna aventura. Dinah y Mani parecían más serias entre ellas cada día que pasaba, se tomaban de la mano y Mani besaba su mejilla con mucho cariño, era raro por que ahora nuestras mejores amigas estaban juntas en una relación o eso parecía. Mani no quería contarme mucho.
El día de hoy si saldríamos al algún bar o varios, era fin de año y estábamos dispuestas a festejar en grande.
Quedamos de vernos en recepción. Con los días pasando y todos al darse cuenta que Camz y yo no podíamos estar separadas se resignaron a moverse a una sola habitación y cedernos la otra a nosotras.
Camz estaba ahora terminando de peinarse en el baño mientras yo sostenía con impaciencia el anillo en mi cadena, tenia tanto sin usarlo al cuello, Dios mío. Me iba a dar algo, esta vez la cosa iba en serio y aunque tenía preparado el mejor de los discursos sabía que terminaría balbuceando por los nervios o...
Negué un par de veces. Observe que Camila salía del baño y rápidamente oculté la cadena y el anillo.

-¿Que pasa amor?

-Nada, ¿Nos vamos? Luces preciosa.
Su vestido negro con algunas aberturas entre sus piernas y escotado me mataba, ahora quería quedarme en él hotel y amarla toda la noche.

-Gracias Lolo, tu eres hermosa siempre pero hoy...
Besó con ternura mis labios. Yo vestía uno a rayas con un escoté más ligero.
Sus manos vagaron por mis hombros y nos separamos de un beso muy intenso. Mi cadena no quedaba al descubierto nunca así que me sentí segura cuando me abrazó.

-Vámonos. Tomé su mano y la seguí aproveche para mirarla de pies a cabeza. Su cabello largo, castaño, con su buen culo y esa cintura que me volvía loca. En medio del elevador no pude contenerme más y la selle contra el muro, el elevador no se movió. Simplemente continuó descendiendo.
Atrapé sus labios con desesperación.
Dios. Creo que los planes no iban a ser como los imaginaba. Llegamos a la recepción y las chicas se veían de muerte.
Eran demasiado sexys. Nos saludamos y luego de elogiarnos un rato. Salimos a buscar el primer bar.
Afuera era una locura. Todos ansiosos por divertirse y festejar a lo grande el último día del año. Abracé a Camz por los hombros y entramos a un antro muy grande y lleno de gente.
Las copas comenzaron. Camz decidió no medirse simplemente me pidió que no la soltara. Llegó un momento en qué perdimos la cuenta de las copas y todas incluso Dinah y Mani quienes se comían en una esquina de la mesa. Con sillones elegantes y buena música. Susurré a Camila para decirle que iría por más bebidas ella solo asintió. Salí hasta la barra y pedí copas para todas, menos para Keana ella se había ido con una rubia hace unos minutos. Aprovechaba su soltería bien. Desde la barra donde me senté para esperar busqué a Camz con la mirada me extrañó un poco no verla sentada, Ally hablaba ahora con un chico que parecía ebrio igual que ella. Me distraje, yo debería estar preocupada más por mi novia, debía ir a buscarla.
Cuando intenté levantarme sentí la mano de alguien en mi muslo. Enfadada por siquiera tocarme, la miré. Para mi sorpresa era una dulce morena. Con su cabello castaño, tal como la recordaba esa noche, parecía ebria. Sonreí y ella hizo lo mismo.
Justo a mantener su mano unida a la mía, sentí ese escalofrío recorrer toda mi espalda, incluso mis pies se sintieron estimulados. Frente a mi estaba una chica con la sonrisa más luminosa, recordé como mi mente la había visto aquella vez.

-Lo siento por molestarte. Ella repitió lo mismo, como la primera vez que habló conmigo, la seguí mirando concentrada observando sus labios, sus mejillas sonrojadas y sus ojos color café, como el chocolate, me dije mentalmente. -¿Qué dices entonces?
Dejó que la analizara otro rato más y fingí no haberla escuchado. Sonreímos como tontas, incluso con ese grado de alcohol hace años las dos recordábamos todo con exactitud.