Llamadas

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14 de Noviembre 2017
New York

Lauren

De un tiempo para acá, Camila había estado muy nerviosa, tensa, dos semanas después de ese festejo, es decir, dos meses juntas ella comenzó a actuar muy extraño, en casa todo marchaba bien, igual que siempre pero cuando llegaba el momento de estar juntas ella simplemente pasaba. Trataba de tomarlo con calma pero que me evitara me angustiaba un poco. ¿Que la tenía tan nerviosa? Había hablado con Dinah sobre eso, pero ella desconocía el motivo. También logré llamar a sus padres, tratando de charlar siempre sobre su hija y sacar un poco de información, pero sin levantar sospechas de que algo iba mal entre nosotras.
Quería que esa etapa terminara, es decir quería pedirle matrimonio a Camz pero también quería pasar por un buen momento. Temía que ella se negara.

-¿Cariño? Llegué a casa, me había mensajeado explicando que tomaría un taxi, se sentía un poco mal.
Caminé por la sala de estar pero no la encontré ahí.
-Camz. Volví a llamarla.
Escuché un poco de movimiento en la habitación y la vi por el pasillo con el móvil en la mano. Se esforzó por sonreírme. Llevaba una de mis playeras largas. Descalza y había lavado su cara también. Me encantaba así.

-Hola Lolo. Llegó hasta mi y un poco cansada me abrazó.

-¿Que pasó? ¿Estas bien? ¿Tienes fiebre?
Ella soltó una risita.

-No Lolo, es solo que salí antes de tiempo y quise venir pronto a casa para descansar ¿Quieres cenar?
Asentí, igual era un buen momento para ser directa y preguntar que era aquello que le incomodaba tanto por días.
Sirvió un poco de pasta para las dos y una crema deliciosa. Me encantaba su comida. Recordé un poco nostálgica cuando me negaba a que alguien tocara mi cocina, pero en esos últimos meses me gustaba ver el desorden en el cuarto de baño o sus bragas limpias tiradas en una parte del armario. Sabía que era ella. Cada parte de la casa tenía su toque. También observar como olvidaba poner porta vasos en la mesa de centro. Yo ni siquiera me preocupaba por reclamar, me encantaba vivir a su lado.
Serví un poco de vino para ambas y comimos en silencio. Sonreí cuando limpió con su mano una parte de mi mejilla.

-¿Tenías hambre cierto? Rió, justo al levantarse por un poco más de crema, tomé su mano y planté un beso en sus labios.

-Solo te extrañaba a ti.
Sonrió de lado y desapareció en la cocina. Suspiré, no sabía de que manera tocar ese tema que sabía me ocultaba.
Volvió con un poco más de comida y me sirvió más.
Aunque piqué un poco de comida por fin no pude mantenerme callada un rato más.

-Mi amor, sabes...te conozco bastante bien, yo confío en ti y tu en mí ¿Ok? Ella asintió y tomó un poco de vino.
-Bien, eso es un buen paso, yo te he notado un poco inquieta estás semanas, incluso nerviosa, hemos dejado de tener intimidad de golpe y no es que me incomode o algo, es solo que me extraña mucho de ti ¿Quieres decirme algo? Por que es el momento de sacar todo ahora, no me enfadaré, simplemente quiero dejar todo claro.
Silencio. Ella se mostró un poco más incomoda y luego mordió su labio. Muy nerviosa. Era señal de quería soltar algo importante pero lo pensaba demasiado.
Miré sus manos y las tomé. Dios quería demostrarle que yo estaría ahí, fuera lo que fuera.
Su labio inferior comenzó a temblar, quería llorar. Dios mío ¿Que era aquello que quería ocultarme? Fruncí el ceño.
¿No quería terminar conmigo ahora? Me preocupé.

-Tu ¿No quieres estar conmigo más? Pregunte con un nudo enorme en mi garganta. Ella sollozó un poco y me asusté cuando sé puso de pie de golpe. Yo intenté hacer lo mismo pero me sorprendió cuando se dejo caer en mi regazo.
La abracé y sostuve su cabeza en mi hombro.

Novia fugitiva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora