Y la diversión terminó

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31 de Diciembre 2016
New York

Lauren

La mejor fiesta de año, sin mencionar que esta vez era tan diferente, con un poco más de locura y un par de amigas bailando a tu alrededor, el mejor año de todo si se podía decir.
Todo había cambiado y mi mundo estaba en plena cumbre.
Keana llegó a mis costado con la copa de vino que prometió.

-Listo, no tarde tanto. Bebí de golpe la bebida y ella comenzó a reír de mi. Dios, estaba lo suficientemente ebria como para dejar de medir cuanto alcohol era capaz de aguantar.

-Solo házlo igual. Le pedí empujando su copa en la boca. Ella entre risas lo bebió también.

-Menos mal que Mani esta entretenidas allá, si no estaría dándonos de golpes por beber de esta forma. Distraída y un poco mareada miré a nuestra amiga con el chico bailarín con el que tenía más de un año saliendo. Maldita buena suerte que tenía con sus parejas.
Keana en cambió le gustaba estar soltera, vivir al límite y simular que era feliz, casi como yo. Mi penosa vida amorosa estaba por lo suelos pero mi éxito en el trabajo era otra cosa, al menos eso lo disfrutaba y aquí estaba.

La música se detuvo, el conteo comenzaba para un nuevo año, 2017 el tiempo se pasaba volando. Keana corrió una vez más a la barra de aquel bar y sostuvo otra copa ante mis ojos. Comenzamos a contar a gritos y cuando llegamos a uno, levantamos las copas para beber de golpe.

-Impresionante, nos espera algo increíble Lauren, estoy segura y no deseo otra cosa que encontrar el amor, yo también quiero eso para ti. No entendí como mi amiga de un momento a otro o de un año al siguiente cambio de parecer. Debia estar muy pasada de copas como para decir aquello. Era un paradigma su nuevo deseo para este año. ¿Quien era ella y donde estaba Keana?
Yo no necesitaba algo así. Mani corrió a nosotras y nos envolvimos en un abrazo.

-Las quiero chicas, feliz año. Sonreí en su mejilla y le dije lo mismo. Nos abrazamos hasta que mi móvil comenzó a sonar y vibrar como loco. Debían ser los mensajes de mis otros amigos y compañeros del despacho deseando un año mejor. Mientras Keana se fué por más bebidas y Mani volvió con su chico me dí el tiempo de revisar mi móvil.
La pantalla se encendió y miré una llamada entrante. Era extraño, el número era privado y no sabía si responder, la noche iba genial como para arruinarla. Lo dejé sonar pero nunca terminó la llamada. Con el ceño fruncido caminé hacía un rincón del bar, la música había iniciado otra vez y todos enloquecían más.

Contesté.

-¿Sra. Jauregui? Una voz extraña me saludó. A decir verdad sonaba alerta.
-Lauren Jauregui, si soy ella ¿Quien habla?
Me acomodé el móvil más cerca si fue posible, no escuchaba la mayoría de las cosas que decía el tipo. No entendí casi nada pero las últimas palabras se quedaron en mi oído atrapadas, como si no tuvieran por donde salir, era esa sensación de que todo desaparecía alrededor, incluso el ruido.

-...Su esposa fue ingresada al hospital central.
Había dicho aquel hombre. Mi primer reacción fue asombró, por que ni siquiera entendía quién hablaba, estaba ebria además, debía estar escuchando mal. Mi corazón se disparó latiendo como loco. Luego de hacer funcionar mi cerebro comencé a reírme como una loca ¿Cual esposa?
Exacto, Jade y yo nunca nos casamos, sólo pasamos otro año más como pareja, entre peleas y reclamos por mi falta de interés en el supuesto compromiso que nunca se definió, por que yo no lo quise.

-¿Señora? Insistió el hombre. Yo detuve mi risa, que buena broma.

-Esto, yo...de verdad no voy a caer en esto señor, buena hora eligió para hacer bromas, que pasé una buena noche y feliz año. Dije entusiasmada e iba a colgar pero el siguió hablando. Mi voz era realmente torpe.

-Señora, esto no es un juego, su esposa tuvo un accidente cerca del parque central hace una hora, ahora esta siendo atendida pero usted debe estar aquí para unos trámites.
Reí de nuevo y busqué a Keana con la mirada debía escuchar esto iba a reír conmigo.

-¿Camila Cabello? Ella es su esposa y ahora la necesita aquí, si quiere que todo salga bien, dejé la fiesta y venga de inmediato al hospital central.
La música estaba alta, el la escuchaba claro, finalmente colgó y me quedé de pie mirando el móvil. No sabía de quién se trataba y por que me hablaban a mí, justo en medio de la fiesta alguien necesitaba mi ayuda.
Pensé entre mi penoso estado que podría tratar de Jade pero recordé que el hombre mencionó otro nombre. Dios, ni siquiera tenía esposa y las últimas conquistas de una sola noche eran la prueba clara. Mi departamento bien ubicado y mi auto deportivo también lo eran.
Keana llegó a mi pero yo rechacé la copa, no sabía por que lo hacía pero caminé a prisa junto a Mani.

-Mani. La llamé.

-Wow, alguien esta ansiosa. Bromeó, yo negué. Debía estar como un fantasma. Ella se percató. Estaba preocupada por quién sea esa mujer que necesitaba mi presencia en el hospital. Que tal y todo era verdad y yo podía ayudarla.

-Quiero que me lleves al hospital. Le dije y ella rió. Unió su labios a mi oído para que la escuchará.

-Tranquila Lauren, aún no andas tan mal, yo te llevaré en cuanto te vea en el piso con una intoxicación. Su compañía rió. Yo me comencé a enfadar. Keana llegó a nuestro lado para investigar que pasaba.

-Dios, debes llevarme ahora, se trata de otra cosa, anda. Le grité para ser escuchada. Sin determe y sin esperar a que el resto me siguiera, caminé a la salida del bar. Me sentía mareada. Topaba con la gente sobre la pista. El aire golpeó mi rostro al poner un​ pie afuera del lugar y busqué un taxi.

-Hey Lauren. Mani tomó mi hombro.
-Estas demasiado ebria, deja las cosas. Keana me dijo algo pero ni siquiera podía hablar bien. El maldito alcohol.
Detuve un taxi con mi mano sientiendose pesada y pude percatarme de cómo Mani despedía al chico. Tomó la mano de Keana para ayudarla a caminar y las tres subimos al taxi. Yo comía mis uñas con desesperación.

-Al hospital central. Le dije al conductor. Mani me lanzó una mirada extraña.

-¿Puedes decirme al menos que pasa? Preguntó asustada.

-Mani, me llamó un tío al móvil, mi esposa esta en el hospital. El alcohol estaba bajando de mi organismo, tal vez la impresión de todo me ayudó. Mani me miró sin poder creer lo que le decía, luego de unos minutos estalló en risas. Keana se había quedado dormida con la boca abierta sobre el asiento​. Miré a mi amiga de forma penetrante.

-Dios, Lauren. Rió de nuevo. -Tu ni siquiera estás casada. Tocó mi frente con el dorso de su mano y luego abrió mis ojos. -¿Que mas te metiste esta noche? Dijo graciosa.
Aparte su mano enfadada.

-No estoy jugando. Le reclamé. Levantó sus manos en defensa y espero mi explicación. -Eso me dijo la persona, se muy bien que no estoy con alguien ahora, pero me ha dicho un nombre que no recuerdo, dijo que era necesaria mi presencia ahí de inmediato, la mujer debe estar grave. Solté de prisa.

-Lauren, es una broma o algo, no es verdad.

-El sabía mi nombre. Me defendí.

-Dios. Golpeó su frente. -¿Sabes cuantas Jauregui debe haber aquí en New York? Muchísimas, debió confundirse.

-Solo quiero asegurarme de que se equivocó. Le dije.

-Vale, supongo que se trata de la primera locura del año, me debes otra copa de vino, despedí a Tristán a prisa por tu culpa.
El taxi iba a una velocidad considerable pero aún así sentía que no avanzaba, a este grado el alcohol ya no se sentía igual. Estaba preocupada por alguien que no conocía en lugar de estar disfrutando de una fiesta.

Novia fugitiva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora