Papá fue por mí tan puntual como siempre a las 2:30 de la tarde, Marco estaba parado a mi lado, cuando papá lo vio, sonrió.
—¡Joven! Que sorpresa, ¿qué lo trae a usted por aquí?
—Buenas tardes, señor, ¿cómo le va? —como siempre, estiró la mano para que papá se la estrechara.
—¡Vaya!, como siempre tan cortés, he estado bien hijo, gracias por preguntar —rio papá, nos miró a ambos que seguíamos de pie fuera del carro junto a la ventana.
—Papi, ¿puede venir Marco a la casa? —pregunté.
—Tesoro, te tenía una sorpresa preparada, pero Marco puede venir si quiere —lo miró.
—Encantado, señor —sonrió Marco.
—Pues suban pequeños, será un día divertido —ordenó.
En lo personal, me encantaban las sorpresas, papá y mamá siempre me hacían sorpresas por mi cumpleaños, Navidad, año nuevo o simplemente porque me querían. Después de un momento en el tránsito, noté que Marco estaba muy callado. Papá no dejaba que los niños se sentaran enfrente, así que Marco y yo estábamos sentados en la parte de atrás.
—Oye, ¿crees que tu abuela se preocupe por no avisarle? —le pregunté preocupada, él que estaba viendo pasar los árboles de la calle, me miró.
—No, no creo, quizá no tardemos —regresó la vista a la ventana.
—Dijiste que no estabas molesto —musité.
—No estoy molesto —contestó de forma suave.
—¿Por qué estás tan callado entonces? —sus respuestas no me bastaban.
—Estoy pensando en mi mamá —suspiró—, me preocupa no saber dónde está y si está bien.
Sus ojos no se despegaban de la ventana y yo estaba consiente de que papá estaba escuchando todo desde el asiento del conductor, no sabía que decirle, a diferencia de mi situación, yo tenía el apoyo de papá, pero él, su mamá se había ido quien sabe a dónde y su abuela al parecer no lo consolaba; en lo personal era muy mala para dar palabras de aliento, así que solo se me ocurrió decirle:
—Ella está bien, ya verás —solté, tocándole la espalda, me miró y yo sonreí...ambos sonreímos.
Papá no sacó de la plática cuando estacionó el auto en un cajón de estacionamiento, apagó el coche y nos miró.
—Muy bien chicos, hemos llegado a nuestro destino, salgan con mucho cuidado.
—Pa y ¿cuál es el destino? —aquel lugar se me hacía totalmente desconocido para mí, era una pared verde situada frente al auto, había unas rejas negras y se escuchaban gritos de niños jugando en el interior, al menos sonaba divertido.
—Paciencia preciosa —soltó.
Marco y yo salimos del coche y nos colocamos justo de cada lado de papá, él nos revolvió el cabello y sonreímos.
—Muy bien niños, este es un parque de diversiones sumamente especial para mí, se iba a convertir en algo especial para Suzy, pero ahora lo será para ti también joven, supongo —miró a Marco—, quiero que se diviertan mucho ¿de acuerdo? —nos tomó de las manos y cruzamos las rejas negras.
En realidad no era un parque de diversiones o a lo mejor sí, en el interior era como un centro comercial al aire libre, todo era ecológico, parecía un bosque con muchos árboles y pequeñas cabañas tipo campamento, todo era pequeño, bancas de tronco pequeñas, columpios y otros juegos infantiles; en las cabañas había muchos niños entrando y saliendo con bolsas también ecológicas, todos eran felices, había cafeterías, jugueterías, pizzerías librerías, tiendas de deportes, todo en un ambiente de campamento.
ESTÁS LEYENDO
¿Destino?
Romance"Todos nacemos con un lazo rojo, pero únicamente tenemos un extremo, el otro extremo lo tiene la persona a la que estamos destinados y por más lejos o tenso que esté, ese lazo jamás se romperá"...pero, ¿qué pasa cuando llega a ser alterado? ¿Cuá...