CAPÍTULO 54

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–¿Qué? –estoy intentando asimilar lo que acabo de escuchar, tal vez entendí mal–, ¿Qué fue lo que dijo? 

–Es demasiado largo de explicar por teléfono, ¿puedo verte hoy a las 6 en la cafetería? 

–De acuerdo, ahí estaré, pero más le vale que no sea una trampa de Marlon o algo así.

–Le prometo que no es nada de eso, es algo serio, por favor, confíe en mí.

–De acuerdo, lo veo en un rato.

–Gracias, hasta luego.

Cuelgo, todo lo que le pertenecía, pasa a manos del segundo nombre, ¿cuando acepte ser el segundo nombre?, ahora, si la cafetería paso a ser de Marlon, entonces...abro los ojos como platos y un escalofrío pasa por mi espalda...yo soy la nueva dueña de Pucket's coffee.

Miro el reloj y me doy cuenta de que me quedan 40 minutos para arreglarme y llegar a tiempo, si es que alguna vez en mi vida he llegado a tiempo a algún lugar, pero no quiero ir sola, esta vez no, me acerco a las chicas, quienes platican entre la sala y el comedor, cuando llego a la sala, se quedan calladas y me entra una ligera espina de que estaban hablando de mi o de lo que sucedió ayer.

–¿Todo bien? –Ingrid se coloca a un lado de mi.

–Creo que sí, necesito que me acompañen a la cafetería donde trabajaba hoy a las 6.

Mey checa su reloj de pulsera.

–Para eso faltan 40 minutos más o menos, ¿por qué? ¿Ha pasado algo? 

–Sí, me acaba de hablar el padre de Marlon y me ha dicho un par de cosas que necesitan mi presencia.

–Creo que no es buena idea que vayas, ¿qué tal si es una trampa o algo? –Luly quien está en la barra, niega con la cabeza y una paleta helada azul en la mano.

–Por eso quiero que me acompañen –las miro una a una.

–¿Te dijo el asunto? 

–Sí, pero para ahorrar tiempo de contarles, creo que yo soy la nueva dueña de la cafetería y de las pertenencias que tenga Marlon.

–Ouuuu –es el único sonido que se escucha después de haber dicho el asunto.

–Tengo mis sospechas –suelta Shanon–. Me gustaría escuchar lo que tiene que decir ese señor –mira a las demás–. ¿Vamos? 

–Yo me apunto –suelta Lu bajándose del asiento y caminando hacia la cocina con la paleta en mano.

–Pues no veo por qué no ir, hay que escucharlo, pero considero que hay que avisarle a Sebastián o a alguien cercano por si llegara a suceder algo –Ingrid toma su teléfono.

Creo que tiene razón, cuando me disparó Marlon, decidí hacerlo sin decirle a nadie, solo fui con Marco, y él también resultó herido, entre más gente sepa, creo que es más seguro.

–Yo le llamaré, no se preocupen por eso –tomo la palabra–. Iré a cambiarme y nos vamos, ¿de acuerdo? 





–¿Estás loca? ¿No has aprendido tu lección?

Papá está del otro lado de la bocina, se ha exaltado en cuanto nombre a Marlon.

–Es por eso que te estoy llamando, iré con las chicas.

¿Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora