CAPÍTULO 32

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"Pasajeros del vuelo 3246 con destino a la ciudad de Nueva York en horario de las 5:00 p.m. favor de abordar por la sala A"

–¿Ese es tu vuelo, Sebastián?

–Sí señor –se levanta y se despide de mi padre.

–Los dejaré solos para que puedan despedirse –da media vuelta y se retira dejándome a solas con Sebas.

–¿Se te ha quitado el berrinche?, no hablaste en todo el camino.

–No era un berrinche, solo no me gusta que me contestes como lo hiciste ayer, no tenías que comportarte de esa manera con Marco, odio los celos y si estoy contigo es porque quiero y te quiero y ¿sabes que más? –levanto mi mano izquierda donde tengo el anillo de compromiso–. Si acepte esto, es porque realmente quiero dar este gran paso de vida, pero a tu lado.

–Amor, yo no estaba celoso, es solo que me desconcertó un poco el que ambos lloraran, nunca me has contado cosas sobre ese Marco, lo único que sé, es que eran amigos de la infancia y el te hizo una promesa o algo así y de repente se vuelven a ver y reaccionan de una manera que desconcierta –hace una pausa–. Ustedes ¿tuvieron alguna relación? 

–¿Qué dices? Sebas éramos unos niños, como puedo saberlo.

–¿Hubo algún beso? 

"Última llamada para los pasajeros del vuelo 3246 con destino a la ciudad de Nueva York en horario de las 5:00p.m. favor de abordar por la sala A"

–Tienes que irte, perderás el vuelo.

–No hasta que me respondas, cuando eran niños ¿se dieron algún beso? 

–No  –miento–. ¿Eso qué importancia tiene?, Sebastián perderás tu vuelo.

–Al parecer no te das cuenta o no quieres darte cuenta que eso tiene demasiada importancia, él regreso de no sé dónde y te aseguro que no vino únicamente porque extraña su casa, es presidente de una empresa ¿y regresa de la nada?, si como no, ahora escúchame –me toma ambas manos–. Quiero que te cuides de ese Marco, solo serán dos días y sé que estarás a salvo, es tu amigo pero por favor no te confíes, tengo que irme –me da un largo beso–. Sabes que te quiero e iré por ti el domingo, mantente comunicada y ten cuidado –toma la maleta de mano y se dirige corriendo a la sala A, dejándome con un montón de preguntas sin respuesta, ¿qué me cuide? ¿De qué?, creo que tenía que haberle dicho que Marco es un hombre casado y la razón por la que volvió...eso también es algo que quiero saber.




– Y ¿qué pasará, cariño? –mi padre, quien está sentado a mi lado con un dulce de tamarindo en la mano, me pregunta con un tono enchilado en su voz.

–¿Qué pasará de qué? 

–Ahora que Marco regreso, ¿qué harás? 

– Si te refieres a que esto alterará mi boda con Sebastián, estás en un error.

–¿Has leído todas las cartas? 

–No, solo leí algunas y de las que leí, no hay nada de alguna declaración o algo así.

–Creo que deberías leerlas y después hablamos.

–¿Tú las leíste? 

–Igual solo algunas, pero digamos que si yo fuera tú, creo que deberías hablar con Marco respecto a todo esto y... –mira a la ventana.

–¿Y...qué? –coloco mi mano sobre su rodilla.

–Y tenemos que hablar con tu tía, tenemos algo que contarte y eso es algo que puede cambiar tu decisión sobre muchas cosas.

¿Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora