Era Patrick.
—¿Dónde está Sara? -soltó papá con voz firme.
—La están atendiendo abajo, señor, le dolía un poco la cabeza y se empezó a marear, me envió aquí por la señorita en lo que iba por pastillas para la cabeza, dijo que luego vendría con usted —soltó Patrick con un tono muy cordial, como siempre.
—¿Te das cuenta de lo que hiciste? —mi padre me miró y soltó entre dientes—, está bien Patrick, las cosas de la niña están en la mochila, se irá contigo y por favor, cuídala.
—Sí, señor, no se preocupe —tomó la mochila mientras me quitaba el tapabocas, la bata y el gorro, lo deje en el sillón y tomé la mano de Patrick—, hasta luego señor, recupérese.
—Hasta luego, Patrick y gracias por todo.
—Adiós, papá —dije con la cabeza agachada.
—Nos veremos en casa y no desobedezcas más.
Asentí, me hizo un ademán de adiós, yo le respondí y lo perdí de vista.
Cuando llegamos al auto, Patrick subió mi mochila y yo me vi en el reflejo de los vidrios polarizados, me abrió la puerta y me sorprendí bastante al ver a Marco sentado en la parte de atrás.
—¿Tú qué haces aquí? —le pregunté sorprendida.
—Fui a tu casa como es costumbre y vi muchas patrullas, tu nana estaba llorando y Nora hablaba con los policías, tu tía estaba llegando, se enteró de todo, empezó a gritar y salió corriendo con Patrick, pedí acompañarla, me dijo que sí y aquí estoy —se encogió de hombros—, me preocupaste, más bien nos preocupaste a todos, ¿por qué lo hiciste? —me miró.
—Quería ver a mi papá, mi plan era llegar en taxi e irme en taxi, pero no conté con que mi papá no me dejaría salir después.
—Tu tía se puso blanca cuando se enteró, fue por unas pastillas, le dolía la cabeza, ¿qué te dijo tu papá?
—Igual se molestó, no sé que decir, al menos pude verlo, aunque me castigo.
—Yo también te castigaría si fueras mi hija —rio.
Patrick abrió la puerta y entró mi tía en la parte del copiloto, no me habló, ni me miró, nos fuimos en silencio todo el viaje, llegando a casa, nos detuvimos en la entrada.
—Marco, muchas gracias por acompañarnos —dijo mi tía sin voltear.
—Fue un placer, señorita, también estaba preocupado por Suzy —me miró y sonrió.
—¿Te molestaría si por hoy, me dejas a Suzanne? Tengo que hablar con ella —lo miró con un tono dulce.
—No hay problema, señorita, tengo cosas que hacer —encogió los hombros y sonrió.
—Perfecto, muchas gracias, Marco. Patrick te llevará a tu casa.
—¡Oh! No es necesario, señorita, puedo ir caminando.
—No está a discusión, con lo que pasó hoy es mejor evitar accidentes ¿de acuerdo? —Marco asintió.
—Gracias por todo, hasta mañana.
—Hasta luego, Marco y discúlpame con tus abuelos —mi tía hizo un ademán de adiós y nos quedamos paradas viendo como el auto salía de la casa, mi tía me miró.
—Tengo mucho que hablar contigo, lo que hiciste no estuvo nada bien, no tengo palabras para demostrar lo enojada que estoy, te veré en mi despacho en 15 minutos, deja tu mochila en tu cuarto —cruzó los brazos y entró a la casa.
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¿Destino?
Romance"Todos nacemos con un lazo rojo, pero únicamente tenemos un extremo, el otro extremo lo tiene la persona a la que estamos destinados y por más lejos o tenso que esté, ese lazo jamás se romperá"...pero, ¿qué pasa cuando llega a ser alterado? ¿Cuá...