CAPÍTULO 37

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Lo tomo y miro la pantalla del celular, en ella se lee "Sebastián"

–Contesta, adelante, debe estar preocupado –desvía la mirada.

El juego empieza a detenerse y empiezan a bajar a las personas de las canastas una por una, presiono el botón de contestar.

–¿Hola? –mi voz es algo tenue y confundida.

–Hola preciosa, ¿cómo estás? –su voz es tan enérgica.

–Hola Sebas, estoy bien –intento seguir la conversación pero me quedo sin algo que decir–. ¿Tú estás bien? –miro a Marco y está mirando al lado derecho de la canasta, el juego se mueve y mis pensamientos igual.

–Yo estoy extrañándote como un loco, princesa –nos quedamos en silencio–.  ¿Pasa algo, preciosa? tu voz la noto extraña ¿cómo te está tratando ese tipo? ¿Te hizo algo? 

–No Sebas, nada de eso, que cosas dices –río de manera falsa–, estoy bien, estamos aquí en el muelle, me alegra que estés bien.

–¡Ah!, más le vale al tipo ese que te trate como una dama, si no, tendré que ir a hacerle una cirugía a su nariz.

–Cálmate, que violento te pones –río–. Todo ha sido...ammm...maravilloso –mi voz pierde intensidad y credibilidad.

–Me alegra mucho amor, oye preciosa, en el trabajo hay un compañero y su hermana planifica bodas, le comenté que nos casaríamos y me ha propuesto varios lugares, dos de los que me mostró son realmente extraordinarios, tenemos que buscar fecha para saber co...

¿Qué se supone que debo hacer?, es nuestro turno de bajarnos de la canasta, Marco me ayuda sin ninguna objeción y procura que esté bien, me da el paso y camina en silencio a mi lado, lo miro de vez en cuando.

–¿Amor? –interrumpe mis pensamientos.

–Sí Sebas, aquí estoy.

–Dime que piensas, ¿no suena fantástico? 

–Ammm...sí, me encantaría ver esos salones y saber cuál nos gusta más.

–Me alegra habértelo contado, estoy emocionado y muy feliz, procura comer preciosa, mañana será un día cansado para ti, te dejo por ahora, estoy muy contento de que mañana te veré, iré a comprar algo especial para celebrar ¿de acuerdo? 

–Sí, Sebas, mañana estaré nuevamente por allá.

–Háblame para decirme en que vuelo llegas, ¿de acuerdo?, no recuerdo si me lo dijiste o quizá lo perdí.

–No, creo que no te lo dije y tampoco lo tengo a la mano, pero te llamo en un rato y te digo ¿de acuerdo?

–Está bien, preciosa, espero te la estés pasando genial, te llamo más noche ¿de acuerdo? 

–Sí sebas, hasta al rato.

–Te quiero, amor.

–Yo igual, Seb.

–Bye.

–Bye.

Cuelgo y guardo mi celular.

–Se ve que te está esperando –dice Marco–, solo faltan una horas –se recarga en el borde del muelle–. Creo que yo tampoco podría esperar si fuera él.

–Eres muy diferente a Sebastián –me recargo en el borde y dejo que el viento juegue con mi cabello.

–Creo que tenemos una cosa en común.

¿Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora