–Te ves muy bien, Su, bueno, un poco más delgada que la última vez que te vi en aquella cama... –Ginger se coloca una mano en la mejilla–...eso fue muy tétrico, por eso es que no volvimos a ir, queríamos tener en mente a la chica dulce y sonriente de todos los días.
–Muchas gracias... –tomo un sorbo del té verde que me ha preparado–...Entiendo perfectamente por qué no iban, pero a pesar de todo me agrada volver a verlos.
–Igual nosotros –sonríe.
–¡Ginger!¡Amor!¿Puedes venir un momento? –Misael grita desde la segunda habitación del pasillo, su voz suena a la de alguien que está adormilado.
–Vuelvo en un minuto, Su, creo que le volvió a doler el estomago.
–De acuerdo –sonrío y observo como desaparece de mi campo de visión.
Después de terminar el asunto con el padre de Marlon, las chicas se fueron al departamento con los guardias y yo decidí venirme caminando a la casa de Ginger y Misael, no estaba muy lejos y encontrar la pequeña casita de ellos tampoco fue difícil, su casa es preciosa, tiene 3 pisos y cuando llegas, te recibe una gran escalera para poder entrar, llevo aquí como media hora y debo decir que no me siento feliz, creo que por ahora, podré estar riendo, tratando de disfrutar el momento, sonreír ante las conversaciones, pero siempre estará esa pequeña espina llamada Marco que cambiará todo el sentimiento en un santiamén, al menos por ahora.
–He vuelto, no era su estómago, otra vez le volvió a sangrar la nariz, el doctor dice que es por el medicamento, aunque no me gusta que lo haga –se sienta frente a mi nuevamente y me mira detenidamente–. ¿Estás bien?
–¿Qué? –levanto la mirada y sonrío–. Claro que estoy bien, ¿por qué?
–Ok, llevo poco conociéndote y tu rostro me dice que tienes un gran chisme, el cual estás a punto de platicármelo ¿verdad que sí? –pone sus puños contra su barbilla, ansiosa de respuestas.
–¿Qué? –lanzo una carcajada–. No, no tengo ningún chisme que contar.
–Ummmm –se recarga en el respaldo de la silla y cruza los brazos–. No te creo, esos ojos están muy tristes, tú guardas algo, ¿es algo de tu boda?
–Sí, quizá sea eso –encojo los hombros restando importancia a mis pensamientos y a lo que me acaba de decir–. ¿Qué es lo que tiene exactamente, Misael?
–Tiene una fuerte gripa acompañado de infección en el estómago, no cambies el tema –se inclina en mi dirección sobre su silla y me toma la mano–. ¿Tiene algo que ver con el bombón de Italia?
–¿Qué? –me río–. ¿Marco?, ¿Cómo sabes de él? –ladeo un poco la cabeza.
–Estaba siempre en el hospital y a veces nos decía como estabas por teléfono, ese niño está guapísimo y se nota que te quiere mucho.
Eso me sorprende
–No, para nada, de hecho, él ya se fue ayer –bajo la mirada sin pensar y suelto la mano de Ginger.
–Sí, es por él –afirma.
–Sí, creo que sí –suspiro y me rindo, algo en mi quiere escupir lo de la mamá de Sebastián, aunque con Ginger sé que estaría bien guardado el secreto, necesito calmar mi ansiedad, necesito compartirlo con alguien, porque si no me voy a volver loca–. Gin...
–¿Qué sucede?
–Si yo te dijera algo y te pidiera que guardaras el secreto porque la vida de alguien depende de eso, ¿lo harías? –la miro y por supuesto, su cara se ha descompuesto en una fina línea.
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¿Destino?
Любовные романы"Todos nacemos con un lazo rojo, pero únicamente tenemos un extremo, el otro extremo lo tiene la persona a la que estamos destinados y por más lejos o tenso que esté, ese lazo jamás se romperá"...pero, ¿qué pasa cuando llega a ser alterado? ¿Cuá...