CAPÍTULO 51

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¿Qué?, ¿Cómo se atreve? y ¿Ella que sabe?, preguntas y preguntas están pasando por mi cabeza en este momento, pero ante un torbellino que no esperaba, trato de mantener la misma posición y expresión en mi rostro, aunque me es complicado.

–¿Puedo saber en que se basa para decir algo como eso? –la miro con expresión fuerte, tengo que demostrarle que no está hablando con ninguna chica frágil.

–Por favor, corazón...no tienes el brillo al mirarlo, te encontraron con Marco en el jardín, el día que te ocurrió lo del disparo, estabas con ese muchacho... 

–Debo reiterar que Marco es un amigo de la infancia, se podría decir que es el mejor amigo que tengo, no puede comparar la relación que tengo con su hijo y Marco, en cuanto a lo del jardín, fui a caminar porque me abruman las fiestas, quería aire y eso considero puedo hacerlo, Marco solo me siguió, yo no sabía que estuviera en la fiesta, sus abuelos fallecieron hace 4 semanas –encojo los hombros.

–Querida, no te engañes, sé perfectamente que no lo amas, pero está bien, si quieres seguir de esa manera, adelante.

–Discúlpeme, pero no estoy entendiendo por qué me trajo hasta aquí a hablar de algo que al parecer usted ya dio por un hecho –me levanto–. A partir de hoy, estoy en duda si quiera casarme con su hijo, no por qué lo ame o no, sino por lo que hizo esta noche, me queda claro que aún no lo conozco totalmente...

–Por favor, necesito que te sientes.

Suelto un suspiro y lo hago, solo por curiosidad para saber a donde quiere llegar.

–No quiero que rompas tu compromiso con mi hijo... –suelta, pero esas palabras suenan más como una orden que una simple petición– ...No podría volver a ver mi hijo decaído, lo destruirías, no puedo imaginarme otra vez a mi hijo en las drogas, creo que lo perdería completamente –baja la vista y suaviza el tono.

De alguna manera, se me suaviza el corazón, ella definitivamente no quiere hacerme daño, quiere que salve a su hijo, ella está viendo por su hijo, no por mi, ni por el amor que ambos pudiéramos tenernos.

–¿Me está pidiendo que me case con su hijo de cualquier manera? 

–Sí –asiente suavemente–. Quiero que hagas exactamente eso.

–Lo lamento, pero tengo que pensarlo, Sebastián...lo que hizo hoy no está bien, entiendo que quiere que en cierta medida salvé a su hijo de caer nuevamente en el hoyo negro del que según lo saqué, quiero demasiado a su hijo pero necesito hablar con él, antes.

–Mi hijo no puede saber que tuvimos esta conversación, nadie puede saberlo, ni siquiera Cristóbal, ¿por qué crees que te traje aquí?

–No le diré que tuvimos esta conversación, solo necesito hablar con él –le digo nuevamente intentando que entienda.

–Por favor, no me hagas obligarte a hacerlo.

¿Qué?, me repito una y otra vez, no puedo terminar de entender esto.

–Pensé que estábamos hablando de un favor –digo, ya desconcertada.

–Tu misma lo has dicho... estábamos...pero al ver que de plano no amas a mi hijo...

–Es que me desconcierta... –la interrumpo y me vuelvo a poner de pie– ...¿Cómo llega a tal conclusión? 

–Si amaras a mi hijo, ni siquiera tendrías que pensarlo, te importaría completamente su posición y aceptarías –me mira–. ¿Sigo? 

Eso es verdad, supongo que tiene un porcentaje de razón, bajo la mirada.

–Creo que con más razón no puedo casarme con él.

¿Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora