—¡Italia!, ¡Marco se iría a Italia! —mi cerebro no podía procesarlo, en el momento que lo escuché, no supe cómo reaccionar, fue como si me hubieran arrojado un balde de agua helada y mi cerebro se hubiera congelado, Marco no paraba de llorar y yo no tenía reacción alguna. Cuando se tranquilizó, me explicó que el hermano de su abuelo había muerto y de herencia les habían dejado una casa y una buena cantidad en euros, los abuelos querían ir a realizar los trámites correspondientes y querían residir ahí un buen tiempo, a su abuela le gustaba Italia y decían que era una buena oportunidad de estudio para Marco, así que lo habían decidido, se irían por tiempo indefinido y se llevarían a Marco terminando el curso escolar, faltaba mes y medio para que eso sucediera, solo un mes y medio más con Marco, no lo entendía, se había convertido en alguien sumamente especial e importante para mí, no lo sentía como mi hermano, era más que mi mejor amigo y me gustaba mucho estar con él, a partir de ese día tenía los días con Marco contados.
Como mi tía lo prometió, John llegó a las 5p.m., me despedí de la mejor manera de los Coleman y me fui a casa con Nial y Dylan a mis espaldas, cuando llegué no dije nada, mi tía subió al auto, dejamos a Dylan y nos dirigimos al centro comercial, en ese momento únicamente pensaba en Marco, no estaba lista para decirle adiós, ¿Qué haría en las tardes sin él?
—¿Te pasa algo? Desde que saliste de la casa de Marco estás un poco rara —mi tía me sacó de mis pensamientos, estaba viendo suéteres de cuadros para mi papá.
—No, nada —intentaba permanecer sonriente, pero fallaba, mi tía no se había convencido del todo ante mi respuesta.
—Este me gusta —señaló un suéter de cuadros rojos y cuello en "V".
—Sí, igual a mí —me esforzaba por sonar alegre, pero no sentía ninguna emoción ante lo que mi tía me decía.
—Muy bien, compraremos esto ¿sabes otra cosa que le guste a tu papá? —me preguntó entusiasmada.
—Le gustan las corbatas y los discos de música clásica.
—¡Oh, es verdad!, cómo se me pudo olvidar la música clásica, de acuerdo, entonces pagaré esto y vamos por lo demás —mi tía se dirigió a la caja y la esperé pacientemente paseando por algunos pasillos con Nial a mis espaldas. Mi tía también tenía un agente, su nombre era Bruno, era un hombre fornido y muy serio, nunca me simpatizo y muy rara vez salía con nosotros, aguardé en unos sillones que había disponibles en el departamento de zapatería, Nial le comunicó a Bruno nuestro paradero por medio de un radio que tenían, minutos después apareció mi tía con la bolsa de compra, tomó mi mano y pasamos a una tienda de música, me dejo que eligiera varios discos y los compramos, después nos dirigimos a una tienda donde vendían corbatas, a ambas nos gustaban muchas, no nos decidíamos entre cuál escoger, así que mi tía decidió comprarle 6 corbatas, 3 que yo había elegido y 3 que ella había elegido.
—¿Tienes hambre, peque?
Asentí.
—¿Segura estás bien? No te noto con tanto entusiasmo como en la mañana —dijo tocándome el cabello, quería decirle, pero ni yo sabía cómo reaccionar sobre el adiós de Marco.
—Es difícil de explicar —dije con voz muy baja.
—¿Marco te hizo algo?, ¿te dijo algo? —me puso un dedo en el mentón obligándome a mirarla.
—Es que...Marco y sus abuelos se van a Italia para siempre —mi voz era casi audible gracias a un nudo que tenía en la garganta.
—¡Ay, peque! —me abrazó—, ahora entiendo todo, no sé que decirte pequeña, pero vamos a comer y platicaremos ¿está bien?
ESTÁS LEYENDO
¿Destino?
Romance"Todos nacemos con un lazo rojo, pero únicamente tenemos un extremo, el otro extremo lo tiene la persona a la que estamos destinados y por más lejos o tenso que esté, ese lazo jamás se romperá"...pero, ¿qué pasa cuando llega a ser alterado? ¿Cuá...