CAPÍTULO 34

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–¡Registren cada habitación! –una voz lejana a donde estoy, ordena con un tono maduro, escucho pasos, voces, puertas que se abren y ruido que se acerca poco a poco.

Marco, ¿Dónde esta Marco?, mi cuerpo se empieza a tensar al escuchar el ruido cada vez más cerca, estoy abrazando una almohada y alrededor de mi, hay muchas cobijas y edredones, hundo mi cabeza en la almohada y mi temblor en el cuerpo es cada vez más evidente, empiezo a entrar en pánico, los hombres están en la habitación y escucho como abren puertas corredizas y las cierran con cierta violencia, también escucho la voz de Marco que se acerca cada vez más de donde me encuentro.

–Señor Hart, yo le aseguro que buscaré a su hija, le tengo un gran estima y me preocupa que le ocurra algo en las noches, me uniré en su búsqueda.

–Disculpa por molestarte tan tarde, pensé que mi hija podría estar contigo, ahora que regresaste, imagine que ante este acto de rebeldía, acudiría por tu ayuda.

"¿Acto de rebeldía?, ¿en serio?"

–Señor Hart, si me permite preguntar, ¿qué ha pasado? ¿Por qué Suzanne desapareció de esta manera? 

–Es un asunto muy familiar, prefiero no molestarte más, creí que estaba contigo, un chico fue a la casa hace unas horas por las cosas de Suzanne, jamás lo habíamos visto y bueno, Suzanne no tiene muchos amigos.

–Quizá encontró nuevos amigos, aunque disculpe el atrevimiento pero creo que ésta no es la manera de buscar a su hija, creo que con tanta seguridad, puede asustarse y huirá de usted.

–Marco, con todo el respeto que mereces, prefiero que no te entrometas, Suzanne y yo te tenemos un gran estima y prefiero tenerte como un aliado, no como un enemigo.

–Señor Hart, nuevamente deberá disculparme, pero yo deseo más que nadie que Suzanne sea feliz y esté segura, no puedo estar tranquilo si ella se encuentra afuera, considéreme como mejor le acomode, pero yo pelearé por la seguridad de su hija.

–En ese caso ya somos 2, me retiro muchacho, gracias por dejarnos entrar y por favor, si sabes algo de Suzanne o llega a venir, llévala a la casa o llámame y lo más pronto posible estaré aquí.

Salen de la habitación, pues sus voces se escuchan ya lejos, no pude escuchar que le dijo Marco al final.

Silencio, los pasos se van alejando y las sirenas van siendo cada vez más silenciosas, hasta que por fin todo sonido extraño desaparece, tengo la tentación de salir pero me encuentro tan llena de nervios que prefiero esperar a Marco, solo para evitar ser descubierta.

Después de unos minutos, ya no escucho nada, ni voces, ni ruidos extraños, ni sonidos lejanos, empiezo a tranquilizarme y únicamente espero a Marco que venga, escucho unos zapatos golpear el suelo como si estuviera corriendo, abre puertas y llega a donde estoy, de un solo jalón la abre y la luz me da directo a los ojos.

–¿Estás bien? –me ofrece su mano para salir del pequeño cuadro–. Lamento haber tardado, quise asegurarme de que en serio, todos los agentes se habían alejado lo suficiente.

–Sí, estoy bien y Marco –lo miro mientras cierra la puerta del armario–. Gracias por lo que le dijiste a mi papá.

–Descuida, si él fuera mi padre, ya me habría casado desde hace mucho y estaría lo suficientemente lejos como para que no me encuentre –me mira–. ¿Sebastián sabe el tipo de padre que tienes? ¿Ya lo acepto?

–En realidad, sí lo sabe, aunque no sabe nada de lo que está pasando, mi padre es un poco intimidante cuando estoy con él.

–Pensé que era intimidante todos los días –ríe ligeramente–. Muy bien, ahora que se han ido, me quedaré unos minutos, lo suficiente para que se alejen más, iré por tus cosas y te dejaré en mi habitación, cualquier cosa puedes correr a esta habitación y esconderte nuevamente, aunque no creo que pasen otra vez.

¿Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora