Casually in Love// Tom Hiddleston (Terminada)

09: Dispuesto a pelear por ti

Tom

Tengo, desde hace varios años, la costumbre de llegar una o hasta dos horas antes de lo previsto cuando tengo compromisos. Sin embargo no entro al lugar, sino que me quedo afuera en el auto esperando a que se cumpla la hora acordada. Justamente eso es lo que estaba haciendo ahora, un poco nervioso y emocionado afuera del edificio donde vive Margot, recibiendo burlas por parte de George.

Había escogido un traje negro clásico pero un tanto casual para la cena de hoy. A mi izquierda, en el asiento reposaba el ramo de rosas rojas que compre para ella, me di cuenta de que le gustaban mucho.

Dejé de conversar con George cuando un auto clásico de color blanco, se estacionó cerca de nosotros. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Margot iba saliendo del auto junto a Alexander Skarsgard, actor que conocí en alguna ceremonia pasada. Algo dentro de mi se estrujo del coraje y la sangre me hervía por lo mismo. Miraba expectante la escena hasta que él quiso besarla. Estaba decidido a salir pero afortunadamente ella no se dejó, y me calmé. Luego la vi subir al edificio y el sujeto marcharse en su auto.

Esa es mi chica.

- Cálmate Tom, celebra que rechazó su beso.- me animó George.

- ¿Qué pasa si en un futuro pasa? Buscaría y mataría a ese hombre.- dije un poco angustiado.

- Si eso pasa, yo lo haré contigo.- rió para luego chocar los cinco.

Aunque me doliera admitirlo, me sentía un poco decepcionado pero, ¿qué esperaba? Recién conozco a Margot hace un día, ni siquiera sé si ella tiene las mismas intenciones que yo. ¿Estará jugando conmigo?

El tiempo voló y cuando ya era hora, subí hasta el piso que era. Toqué dos veces su puerta y cuando salió, me quedé sin aliento. Ese vestido le quedaba demasiado bien, abrazando sus curvas de una manera magnífica. Cómo quisiera que sean mis brazos los que las abrazaran.

- Buenas noches Tom.- saludó con un beso en la mejilla.

- Te ves preciosa.- le susurré al odio y ella rió sonrojada. - Mira, rosas para otra rosa.- dije entregándole el ramo pero ella se comenzó a carcajear. Como amaba escuchar esa risa, una melodía para mis oídos.