Capítulo 30.

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Mónica.


El señor Jack me ayuda a bajar las escaleras, estos zapatos son tan altos e incómodos, pero eran los únicos lindos que tenía.

Bajamos y nos dirijimos al garage, encontrándonos con Lucas allí.
Hay como cinco autos en ese lugar y solamente viven dos personas en esta casa. ¿Así son todos los adinerados? ¿Siempre compran cosas innecesarias?

—Puedes irte en tu auto Lucas, yo iré con Mónica en el mio.

—Genial, porque de ningún modo estaba pensando viajar en el mismo lugar que ella —sube a su auto y lo enciende.

—Ve con cuidado Lucas, luego te alcanzo. Adiós.

—Adiós papá. —sale del garage.

—¿Nos vamos? —me abre una de las puertas de su auto, subo y después él me acompaña.

—¿Y sobre qué trata este evento? —pregunto cuando vamos por la carretera.

—Es una pequeña fiesta con los socios y trabajadores de la empresa, en la cual pueden llevar a sus familiares.

—Creo que su hijo tenía razón.

—¿Sobre qué? ¿Sobre qué no deberías ir porque no eres de la familia?

Asiento —Es que...

—Para mi eres como de la familia, desde el primer día que empezaste a trabajar para mi te convertiste en eso. Te quiero como... esa hija que nunca tuve.

—Se lo agradezco mucho señor.

—Nunca vuelvas a decir eso de que no eres de la familia, porque si lo eres. ¿De acuerdo?

—De acuerdo señor.

Conduce como por 20 minutos hasta que se detiene frente a una enorme casa que me deja sin habla. Es hermosa y muy lujosa, solo he visto lugares como estos en la tele.

Después de bajar del auto, el señor Jack me toma de la mano y entramos al lugar; hay personas por todos lados, es imposible moverse aquí

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Después de bajar del auto, el señor Jack me toma de la mano y entramos al lugar; hay personas por todos lados, es imposible moverse aquí.
Más que una pequeña fiesta, más bien parece ser un evento de gala. Los hombres visten trajes que a distancia se nota que son muy costosos y las mujeres unos vestidos fenomenales; conseguir uno así me llevaría unos meses de ahorros.

Inmediatamente entramos el señor Jack iba de un lugar a otro conmigo para saludar a las personas.

—Hola Jack, no sabes que gusto me da verte hoy —un señor mayor de tez blanca estrecha su mano.

—También a mi Gustavo.

—¿Y ella quién es? —el señor dirige la mirada hacia mi.

—Ella es Mónica, es mi acompañante.

El señor toma una de mis manos y deposita un beso en ella —Un gusto Mónica, es usted una chica muy hermosa.

—Gracias señor —sonrío —Y el gusto ha sido mío.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora