Capítulo 57.

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Mónica

Dedicado a naye1020

—¿A dónde vas? —pregunta Anabel por quinta vez, mientras me observa peinarme frente al espejo de mi habitación.

—Ya te dije Ana. Voy a salir con un amigo.

—¿Un amigo? —no entiendo porque le cuesta tanto creerme. Nunca le he dado motivos para desconfiar de mi.

—Sí Ana, un amigo. Sólo eso. Ya deja de desconfiar, si tuviera algo más que una amistad con él, tú ya lo sabrías.

—¿Desde cuándo tienes tantos amigos que no conozco? Creí que tus amigos sólo eran Ally y Nick.

—Pues fíjate que no —termino de atarme el cabello en una cola de caballo y la dejo caer sobre mi espalda, luego dirijo la mirada hacia ella —¿Acaso yo conozco a todos tus amigos?

—Mónica, eso es diferente.

—No es diferente, es lo mismo —me acerco a ella y tomo asiento a su lado sobre la cama —Anabel, el chico vendrá por mí en unos minutos y te pido que por favor te comportes, no vayas a hacerle un escándalo como siempre haces. 

Ella siempre ha terminado haciéndole escándalos a todos los chicos que han venido a visitarme, a cada uno de los pretendientes que tuve de pequeña, sin siquiera llegar a conocerlos o saber cual era su intención conmigo.

Me temo que vaya a hacerle lo mismo a Erick. De verdad que no quiero hacerlo pasar por un momento incómodo.

—¿Ana? —llamo

—Está bien, intentaré comportarme esta vez.

—Nada de intentar. Lo vas a hacer, así que prometelo ahora mismo. Vamos Anabel.

Ella entorna los ojos y cede —Está bien Mónica, lo prometo.

—¿Qué?

—Prometo que no escandalizaré a tu amigo —hace enfasis en lo último —pero te juro que si no me agrada su actitud y veo malas intenciones en él, dejaré de comportarme.

—¡Tía! —grita Chris desde la sala.

Anabel y yo dejamos nuestra discusión y nos ponemos de pie para ir junto a Chris.

—¿Qué pasa Chris? —él está sobre el sofá viendo la tele.

—Hay alguien en la puerta y pregunta por ti.

—¿Quién es?

—Dice que su nombre es Erick.

—¿Erick? Y, ¿por qué no lo dejaste pasar?

—Dijiste que sólo los adultos abren la puerta.

Sí, siempre le repito lo mismo una y otra vez, así que esto es mi culpa.

Escucho a Anabel reír —Así es mi amor, debes ser un niño obediente siempre —ella se sienta a su lado y besa la mejilla de Chris. Él sonríe y hace lo mismo con ella.

Ignorando el hermoso momento entre madre e hijo, voy a abrirle a Erick, quien debe de estar pasando frío si es que aún sigue allí afuera.

Abro la puerta y sí, Erick sigue aquí. Está sentado en el suelo frente al porche se da la vuelta y cuando me ve se pone de pie rápidamente.

Echo un rápido vistazo a su atuendo: camisa blanca con las mangas enrolladas, los dos botones superiores están abiertos mostrándome una gran parte de su pecho. Trae puesto unos pantalones azules que hacen lucir sus piernas fenomenal, tiene buenas piernas.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora