Capítulo 67.

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      Dedicado a:     AlbitaGarridoL

Por favor lean las preguntas finales y contesten.

Mónica.

Despierto sobresaltada y bastante acalorada. Mi respiración está agitada y siento que me falta el aire. Retiro el cabello que se ha pegado en mis labios y frente a causa del sudor.
Bajo la mirada hacia mi estómago y me encuentro con el causante de todo este calor.

La cabeza pesada de Lucas está apoyada sobre mi estómago y su cuerpo está prácticamente cubriendo el mío.

Los recuerdos de lo que sucedió anoche llegan a mi mente de pronto: su boca acariciandome en aquel lugar y yo tocándolo.
Me gustaría repetirlo otra vez. Rubor cubre mis mejillas con ese último pensamiento.

Despacio muevo su cuerpo y levanto su cabeza, acomodandola sobre la almohada para levantarme. Necesito volver a casa lo antes posible.

Estoy metida en graves problemas.

Recojo mi ropa, me visto y me acerco a la cama para despertarlo.

—Lucas —muevo su hombro y él emite un ronco gemido —Lucas, despierta.

—Mónica...

—Sí, despierta —se mueve y entreabre los ojos un poco. Me mira extrañado.

—¿Qué haces ahí?

¿Cómo qué que hago aquí? ¿Habrá olvidado lo que sucedió anoche?
Me siento tan mal y desilusionada.

—¿No recuerdas? Anoche..., me pediste quedarme.

—Lo sé —se acuesta de espaldas —Me refiero a ¿qué haces ahí levantada? Es muy  temprano. Vuelve a la cama —agarra mi cintura.

—No —me aparto de su agarre —Levantate. Tengo que volver a casa.

—Sólo diez minutos, ¿Sí?

—No puedo. Mi hermana irá a trabajar dentro de una hora y tengo que estar en casa antes. Levantate para llevarme por favor.

—Está bien —estira su cuerpo sobre la cama, luego se aparta la sabana para finalmente levantarse —Estoy que me caigo del sueño —bosteza —No sé si seré capaz de conducir para llevarte.

Mi atrevida mirada cae sobre su boxer y su notable bulto. ¿Está excitado? Pero si se acaba de levantar.

—Será mejor que no me mires así o saltaré sobre ti —me sonríe con perversidad —y no me abstengo a las consecuencias.

Me doy la vuelta azorada y entro al baño.

—Lucas, ¿No tienes otro cepillo dental que me prestes? —le pregunto desde el baño.

—No. Puedes usar el mío.

Saco la cabeza del baño y lo veo ponerse unos pantalones —¿Seguro? ¿No crees que esto es algo personal... e íntimo? —eso decía una maestra que nos hablaba de higiene en el instituto.

Lo escucho reír —¿Te parece íntimo usar mi cepillo de dientes, cuando anoche me dejaste darte sexo oral, me tocaste y querías chuparmela?

Dios, ¿Es qué no le avergüenza decir este tipo de cosas? Le encanta hacerme sonrojar para burlarse de mí.

Comienzo a lavarme los dientes y él vuelve a reír. Me encanta el sonido de su risa.

—¡Eso es como besarnos y nos hemos besado muchas veces! —me grita.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora