Capítulo 64.

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Dedicado a:Melinalp067

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Lucas.

Abro los ojos lentamente, acostumbrandome poco a poco a la luz. Mis párpados se sienten pesados y duelen.
Observo las paredes blancas que me rodean y por el olor a desinfectante que se filtra por mi nariz puedo suponer que estoy en un hospital.

¿Cómo llegué aquí?

Pequeños recuerdos empiezan a llegar a mi mente: un club, un hombre pegándome, dos hombres, luego tres y...

—Mónica —susurro y trato de incorporarme sobre la camilla, pero un fuerte dolor en las costillas me hace emitir un quejido —Mónica.

—Ella está bien, tranquilo —giro hacia esa voz y veo a papá sentado en un sillón a los pies de la cama.

¿Por qué está él aquí?

—¿Qué... haces aquí?

—Mónica me llamó y me dijo lo que pasó. Si quieres..., puedo salir —se pone de pie.

—Está bien, quédate —no me siento con ganas de pelear con él.
Sé detiene y me mira con una pequeña sonrisa. Se ve mucho mayor y cansado.

—Gracias hi..., Lucas —mueve el sillón trayendolo más cerca de la camilla y toma asiento.

—¿Dónde está ella? —miro mis nudillos lastimados y la gasa en mi mano.

—Está afuera. Ella ya se encargó de llamar a tu trabajo y avisar lo que sucedió —hace una pausa—Lucas, lo del otro día no fue culpa de Mónica. Ella no me dijo donde estabas por su propia voluntad. Erick fue quien lo hizo y la obligué a darme tu dirección.

Entonces Erick fue quien fue a soltar la lengua. Ese pensamiento también pasó por mi mente, pero lo descarté.

—Sé que estás muy molesto conmigo —continúa —y te entiendo —baja el rostro y su semblante decae —No he sido el mejor padre que digamos y te dije cosas horribles...

—Yo también lo hice —admito.

—Fue mi culpa. Ambos estábamos muy molestos y nos gritamos palabras hirientes, pero sé que no es lo que verdaderamente sentía nuestros corazones. Eres mi hijo Lucas. Lo único que me queda y te quiero por sobre todas las cosas —respira —Si a veces era duro contigo es por que creía que lo merecías, no porque no te quisiera.

Ninguna de las cosas que dije ese día fueron ciertas y sé que sus palabras tampoco. Yo fui quien lo llevó a esa situación, fui quien lo obligó a cambiar conmigo cuando me convertí en alguien totalmente diferente al chico al cual crió para hacer estupideces que no solo me dañaban a mí, sino que a él también y a todo aquel que me rodeaba.

—También fue mi culpa.

—Lamento que las cosas hayan tenido que llegar tan lejos.

—Yo también.

Hace silencio por un largo rato y después continúa —Y sé que esto no significa que todas las cosas se hayan resuelto entre nosotros, pero..., quiero recordarte que siempre que quieras puedes volver a casa, también es tu casa. Incluso saliendo de aquí puedes hacerlo.

Solo le doy un asentimiento de cabeza.

—Bueno..., yo, saldré un momento —se pone de pie —Vuelve a descansar —aprieta despacio una de mis manos me da una sonrisa y se va.

—Hiciste lo correcto —me digo y cierro los ojos cuando oigo la puerta abrirse de nuevo. Levanto la cabeza y la veo.

Se acerca a mí con pasos sigilosos y tímida toma asiento en el sillón donde estaba papá. Inspecciono las partes de su cuerpo a las que tengo acceso con mis ojos: su rostro y brazos, no hay nada. Me  alegra que haya salido ilesa.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora