Tú, eres mi perdición #PGP2018

Capítulo 47.

Lucas.

¿Por qué he dicho esto?

Nunca tuve que haber nombrado a mi  hermana en este asunto. Ahora esta chica se encuentra en una especie de trance y no para de temblar.

—Hey, ¿Estás bien? —la muevo, pero ella no reacciona; solo me mira en estado de shock —Mirame —tomo su rostro entre mis manos y la obligo a mirarme a la cara —No te quedes así, di algo, ¡maldición! —me estoy empezando a asustar —¡Háblame Mónica! —grito y entonces la escucho hablar.

—Ella..., ¿Está muerta? —sus ojos se llenan de lágrimas —La niña que vi en esa fotografía, ¿Está muerta?

¿Ella, foto? Habla como si ya la conociera —¿Habrá sido papá capaz de hablarle sobre ella?, no lo creo, porque él no le cuenta esto a nadie y yo menos. No entiendo porque motivo tuve que mencionar esto.

—¿Dónde la viste?

—Entré a su habitación y vi sus cosas. Sé que no debí, pero... —su llanto no le permite hablar.

Esto es difícil para mi y no me gusta estar haciendo estas cosas, pero verla llorar de ese modo me asusta y no tengo de otra que abrazarla como ella lo hizo conmigo antes.

—No pasa nada —hablo —No importa que la hayas visto.

Después de unos minutos me separo de ella cuando deja de llorar.

—¿Cómo, cómo murió? —su pregunta me toma por sorpresa.

—No hablemos de esto. Nisiquiera debí decirlo.

—Quiero saber, por favor. Solo quiero saber que sucedió.

—Está bien —de un modo u otro ella no se quedará con las dudas. Si no le digo yo, buscará una respuesta en casa con papá.

Respiro profundo y otra vez las lágrimas empiezan. Este es el efecto que me causa siempre recordar esto.

—Fue, una noche...

Flashback.

—¡Ya es hora hermanito! —Emily entra saltando a mi habitación.

—¿Hora de qué? Si se puede saber.

—Hora de ir a la fiesta, ¿Ya lo olvidaste?

—Claro que no, además no vas a ir. Lo sabes —me siento al borde de la cama para colocarme los zapatos.

—No seas así. Déjame ir por favor —se sienta a mi lado.

—No —me niego rotundamente a llevarla al lugar al que voy.

—Por favor, por favor —junta sus manitas en súplica.

—No insistas enana, ya te he dicho que no. No quiero llevarte a ese lugar.

—Pero, ¿Por qué no?

—Porque ese no es lugar para ti; además a mamá y a papá no les gusta que te juntes con mis amigos, ¿Recuerdas? —termino de colocarme los zapatos y me levanto de la cama.

—No me juntaré con ellos si es lo que quieres y me portaré muy bien. Te lo prometo.

—De igual manera no irás y ya no hablemos más del tema —me dirijo hacia la puerta para salir, entonces escucho unos pequeños sollozos detrás de mi y me vuelvo para encontrar a mi hermana sentada en mi cama llorando.

—Vas a dejarme sola.

Me acerco a ella y la abrazo —No vas a estar sola. Elisa estará aquí contigo.