Capítulo 73.

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  Dedicado a: PuppyHood02

Lucas.

Una semana.

Llevo una semana sin verla y sin saber de ella y siento como si han pasado mil años. Estoy preocupado y me aterra el solo imaginar que algo le ha pasado.

Una vez más tomo el celular de la mesita y observo su nombre en la pantalla. Suspiro, volviendo a dejar el celular en su mismo lugar. Desisto en marcarle porque sé que quien contestará de nuevo será su hermana para volver a mandarme al diablo.

Yo solo estoy velando por su bienestar.
Ella no lo entiende.

El timbre del departamento suena y me niego a levantarme. Sé que se trata de papá. Seguro viene para intentar sacarme de mi encierro y hacer que visite al psicólogo. Ya que dice que es peor para la situación que estoy viviendo en este momento y lo sé, porque cada segundo que pasa pienso en ello y en lo que podría pasarle a Mónica y a su familia si no se alejan de ese lugar y eso está destruyendo mi cabeza.

—¡Ya te dije que no pienso salir de aquí! —grito, sabiendo que no puede oírme. El sonido cesa y cuando creo que ya se resignó y se marchó suena otra vez. Resoplo para ponerme de pie y dirigirme a la sala.

—No tengo ganas de hablar y menos salir —giro el cerrojo —Por favor no insistas y vete —termino de abrir.

—Lucas... —murmura esa voz. Esa no es la voz de papá.

Levanto la mirada y la emoción al verla es tan grande que salto sobre ella y la rodeo en un fuerte abrazo. Ella se tensa y tarda en corresponder a mi abrazo. Mi reacción ha de sorprenderla.

—Estás aquí —digo con voz de estúpido mientras me aferro a ella.

—Estoy aquí —dice con algo de dificultad, entonces soy consciente de que estoy apretando mucho. La suelto y me aparto un poco para chequearla.

Luce perfectamente hermosa como siempre. Con ese lindo vestido rosa pálido que le da un aire tan inocente y con el pelo amarrado en una alta coleta.

—Y estás bien —tomo su rostro entre mis manos y la miro a los ojos.

—Lo estoy —ella esboza una pequeña y tímida sonrisa y levanta una de sus manos para acariciar mi mejilla.

—Tenía tanto miedo. Tengo miedo de que ellos puedan lastimarte. Por favor, jurame que vas a salir de allá —intenta bajar la mirada y se lo impido —Juramelo Mónica, por favor.

—No puedo prometerte eso, allí está mi familia. Además ellos ya no están allá, se han ido.

Debí imaginar que harían eso. Que volverían a huir y a esconderse como los cobardes que son para seguir haciendo más daño.

La abrazo de nuevo después de cerrar la puerta y adentrarnos al departamento. Siento temor de que se aleje de mi lado y le suceda algo.

—Siento mucho haber echado a perder la fiesta de Chris —tomo asiento en el sofá a su lado —Quisiera verlo y pedirle perdón por eso.

—No te preocupes. Yo hablé y con él y le expliqué algunas cosas. Chris es un niño de fácil entendimiento y dice que solo lo hiciste para cuidarme —se calla y me mira esperando alguna respuesta de mi parte.

—Lo hice para cuidarte —digo más tarde y no se me escapa el brillo que hay en sus ojos cuando digo eso.

—Gracias —toma una de mis manos, la cual acaricia con la suya —Y perdona por haberte hablado como lo hice. Desconocía tus motivos para que hicieras lo que hiciste y en cuanto lo supe no vine detrás de ti porque no podía dejar sólos a los niños y..., luego llegó Anabel y en cuanto se enteró, se molestó y me prohibió venir contigo. Incluso se adueñó de mi celular y no me deja hablar con nadie.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora