Capítulo 50.

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Mónica.

Él está dejando que su orgullo sea más fuerte que sus sentimientos y eso no va a llevarlo a ningún lugar.

Pude ver la gran necesidad de consolación que había en sus ojos, cómo necesitaba desahogarse y que alguien lo escuchase, pero no. Prefiere dejar que su orgullo tome control sobre él.

Sé que me pidió que me marchara diciendo que ya no me necesitaba más, porque se avergüenza de que lo vean bajar la guardia y se den cuenta que también tiene momentos de debilidad como todos.

Sé también que aparte de la terrible confesión que me hizo sobre lo que le pasó a su hermana —lo cual fue algo muy doloroso y difícil de superar para él —Hay otras cosas que lo hacen ser de la manera que es.

Quizás él no siempre fue así de duro e insensible a veces como lo es ahora. Algo ocurrió para volverlo de esta manera.
La pérdida de su hermana tiene mucho que ver en esto.

Sus familiares tal vez lo abandonaron cuando más necesitaba de ellos, lo culparon de algo que realmente no fue su culpa y no se detuvieron a escucharlo; pero yo quiero cambiar eso.

Quiero brindarle ese apoyo y esa comprensión que siempre necesitó y que nunca tuvo. Estoy mucho más que segura que él no lo permitirá, pero nada pierdo con intentarlo.

****

—¿Dónde estabas, Mónica? —entro a casa y me encuentro con un señor Jack totalmente distinto al que estoy acostumbrada.

Está de pie en la entrada, se cruza de brazos y me mira como si estuviera molesto.

—Yoo... —No puedo decirle que estaba con su hijo. Le prometí a él que nadie sabría donde se estaba quedando y no voy a romper esa promesa, aunque no tengo ninguna excusa que inventar.

—Mónica, estoy esperando una respuesta —habla.

—Había quedado de verme con una amiga hoy y salí un momento para estar con ella. Siento mucho no haberle avisado antes, pero no pensé que llegaría tan temprano a casa hoy.

Su rostro cambia al instante, ya no se ve molesto. Parece haberse creído mi mentira. —Gracias a Dios.

—Estaba preocupado por ti, porque nunca acostumbras a salir así de casa y menos sin avisar —se mueve a un lado y me deja pasar.

—Se me pasó, pero juro que la próxima vez no olvidaré avisarle.

—Eso espero, porque me preocupa que andes sola por estas calles. Eres como una hija para mi y si algo malo te pasa, yo... —pausa y sus ojos se humedecen.

—Está bien, entiendo —se a que punto quiere llegar. Ya perdió a una hija y quizás al verme la recuerde a ella. —¿Quiere que le prepare algo de comer? —cambio el tema.

—Sí, gracias —se da la vuelta —Estaré en mi habitación —se marcha.

Respiro aliviada, ya que no dudó de mi en ningún momento y me creyó al instante.

Primero llego a mi habitación, luego me cambio de ropa y bajo a la cocina para prepararle de comer al señor Jack.

****

—Trae tu plato y ven conmigo a la mesa —me sugiere cuando coloco su plato sobre la mesa.

—Estoy bien, gracias.

—¿No vas a comer?

—Ya lo hice —miento. La última vez que comí fue a la hora del desayuno antes de salir a buscar a su hijo.

—Está bien, pero sólo quédate un momento y hazme compañía, ¿Puedes?

—Claro —aparto una silla —la misma en la que solía sentarse su hijo para acompañarlo a comer —y tomo asiento.

—¿Usted aún no sabe nada de su hijo? —pregunto.

Él levanta la cabeza del plato y sólo me mira, pero no contesta.

Yo como siempre metiéndome en las cosas que no me importan y haciendo preguntas que no debo.

—No, no he sabido nada de Lucas —contesta después de unos minutos.

—Han sido ya varios días sin noticias suyas, ¿No le preocupa lo que pasé con él o dónde puede estar en estos momentos? —continuo con mis preguntas.

Permanece un tiempo en silencio, hasta que decide contestar —Él mismo ha tomado la decisión de marcharse, así que como o donde esté no tiene porque preocuparme.

—Es su hijo, ¿Por qué dice que no tiene porque preocuparse de lo que pase con él?

—Mónica, yo no le pedí que se marchara.

Esta vez soy yo quien se queda en silencio y trato de contener las ganas de gritarle tantas cosas. No puedo creer que muestre tan poco interés por su hijo.

Creo que él tuvo toda la razón al decir que su padre sólo que preocupa por su trabajo y nada más.

Estoy empezando a notarlo.

—Si se ha marchado ha sido por su culpa —digo.

—¿Mi culpa?

—Lo escuché gritarle un montón de cosas y lo acusó de algo que no fue culpa suya —me levanto de la silla.

El señor Jack me mira con sorpresa, incluso yo estoy bastante sorprendida de la reacción que acabo de tener  —¿Tú qué sabes sobre Lucas, eh?, ¿Cómo sabes que lo culpé de algo que no fue su culpa?, dime Mónica.

La rabia me está haciendo hablar demás y si continuo terminaré diciendo cosas que no quiero.

—Yo... no se nada sobre su hijo, pero usted no debió decirle esas cosas —trato de hablar lo más calmadamente posible.

—¿Por qué estoy empezando a creer que tú estás molesta conmigo?

—No lo estoy.

—No es lo que parece. Tú jamás habías tenido una reacción como la que acabas de tener conmigo antés, ¿Qué pasa?

—Nada —bajo la vista a la mesa y miro el plato entonces cientos de pensamientos y preguntas pasan por mi cabeza —¿Usted se ha puesto a pensar si su hijo quizás encuentre de comer?

—¿Desde cuándo te preocupan las cosas que tengan que ver con mi hijo?

Desde siempre —me mira bastante sorprendido —Quiero decir que desde siempre me preocupo por los demás —corrijo mi respuesta al instante, antes de que malinterprete lo primero que dije —Al igual que usted, quien también se preocupa por los demás.
Agradezco mucho que siempre se esté preocupando por mi, pero hágalo primero por su hijo. Él lo necesita más —me doy la vuelta —espero a que diga algo, pero se queda en silencio —Buenas noches —me marcho.

Él prefiere prestarle más atención a los a los problemas de los demás que a los de su propio hijo.

Siempre ha estado pendiente a mis preocupaciones y problemas, pero ignora los de la persona que más lo necesita.

Eso no es ser un buen padre.

Creo que la admiración y el gran aprecio que tenía hacia el señor Jack está empezando a desaparecer.


Es tarde para esto pero les  deseo una muy feliz navidad a todos/as. 🎄🎉

Espero que la pasen súper y tengan un lindo año nuevo.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora