Tú, eres mi perdición #PGP2018

Capítulo 76.

 Sí, esto es justo lo que creen que es: un nuevo capítulo.

Lucas.

Salgo del baño después de haber tirado el preservativo usado y tomar una corta ducha. Regreso a la habitación y encuentro a Mónica hecha un ovillo sobre la cama viendo hacia un punto fijo en el piso: su celular.

—Mónica.

—Tú lo hiciste —murmura aterrada mientras se abraza a sus rodillas.

—¿Qué hice qué? —estoy preocupado porque la dejé bien y ahora no sé que le sucede.

—Tú me enviaste ese mensaje.

No sé que mensaje. Además estaba en el baño y mi teléfono se encuentra sobre la mesilla. Agarro su celular del suelo y lo reviso.

—¿Qué mierda? —hay una foto suya desnuda dentro de esta misma habitación y un mensaje que claramente no envié yo.

Aquí solo estamos ella y yo. Y solo hay una manera de hacer esto: con cámaras.

—Tenemos que salir de aquí, Mónica— agarro la sabana y la cubro con ella. Tomo un pantalón y me visto.

—Lucas, ¿Qué clase de broma es ésta?

—Mónica, yo no envié nada. Creó que alguien instaló cámaras aquí —recojo su ropa del suelo y se la entrego.

—¿Quién lo hizo si no has sido tú?

—No lo sé. Ven Mónica, no podemos quedarnos aquí —la tomo entre mis brazos y bajo con ella las escaleras hasta llevarla al auto.

La dejo vestirse dentro del auto, luego entro junto a ella.

—¿Qué está pasando, Lucas? —pregunta llena de pánico.

—Yo también estoy tratando de entenderlo.

Ella entierra el rostro en mi pecho y rompe en llantos. Paso la mano por su cabello buscando consolarla de algún modo pero sé que nada de lo que diga ahora mismo podrá tranquilizarla sobretodo cuando ni yo entiendo que es lo que está pasando.

Todo esto es culpa mía.

Después de llevarla a casa de su amiga vuelvo a mi departamento y le marco a la persona que sé es la responsable de esto. Acabaré con él.

Ya se le fue de las manos el jueguito ese. Este nunca fue el trato que hicimos. Yo jamás la expondría así.

—Lucas, espero que sea algo importante para que me hayas hecho salir de casa a estas horas —reclama cuando le abro la puerta.

Inmediatamente entra, descargo mi rabia sobre él y le propino un puñetazo en el rostro.

Él se tambalea y choca con la pared detrás de él —¿Te has vuelto loco, Lucas?

—¿Ahora te haces el idiota? ¡Sabes bien que fue lo que hiciste! —le doy otro puñetazo y lo sujeto por el cuello de su camiseta.

—¿Qué diablos te pasa? —me empuja por el pecho —Si vuelves a pegarme sin explicarme el por qué te voy a golpear.

—¿Por qué has puesto cámaras en mi departamento maldito idiota? Nunca hablamos de esto —quiero golpearlo más fuerte.

—¿De qué cámaras me hablas? Yo no hice nada.

—¡Tú eres el único que tiene acceso a mi departamento! —lo vuelvo a agarrar del cuello de la camiseta.

—Sabes que yo jamás haría algo así sin tu consentimiento.