Capítulo 49.

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Lucas.

Ella escucha atentamente a cada cosa que le digo sin interrumpirme.

Tuvo razón al decir que es buena escuchando, porque no cualquiera es capaz de permanecer tanto tiempo escuchando la mierda de pasado que tengo y darse cuenta de la clase de persona que soy sin salir corriendo.

En ningún momento fui capaz de mirarla a la cara mientras hablaba. No quería ver el odio en sus ojos.

Ya me bastaba con tener el odio de muchas personas por lo que hice y no creo que pudiera soportar que la única persona a la que le he dado miles de motivos para odiarme realmente y que nunca lo ha hecho; me odie en este momento por lo que acabo de contarle.

Siento la palma de su mano sobre una de mis manos sobre la cama y por un momento pienso en apartarla, pero no lo hago. De algún modo, ese poco contacto me parece reconfortante.

Lentamente me giro hacia ella, entonces no es odio lo que encuentro en sus ojos, sino tristeza. Está llorando, verdaderamente lo está haciendo.

Quizás llora porque siente pena de lo miserable que es mi vida.

—Lo siento mucho —susurra con la voz llorosa y veo como trata de limpiar las lágrimas de su rostro, pero las lágrimas siguen corriendo igual —¿Nunca supieron quien lo hizo?

—No. —hago una larga pausa intentando reunir el valor para decir esto y buscar las palabras adecuadas —Esa noche se investigó a todos los que estaban en el lugar, pero no se encontró ningún culpable —cierro los ojos para reprimir más lágrimas que luchan por salir al recordar el peor momento de todos —Tambien la, la violaron —me causa tanto dolor pronunciar aquellas palabras y recordar la ropa desgarrada y manchada de sangre de mi hermana —La violaron y luego la asesinaron. —hundo las manos en mi cuero cabelludo y halo de mis cabellos.

Necesito sentir alguna clase de dolor. Provocarme dolor es lo único que me hace aliviar esta sensación de culpa, aunque creo que lo único que podría aliviar esta sensación es encontrar al culpable y hacerlo sufrir lentamente hasta que muera y pague por lo que le hizo a mi hermana.

Desde ese día he sospechado que Roy tuvo algo que ver en todo esto por la manera en que le estuvo hablando a mi hermana esa noche.

No hubo ninguna prueba en su contra, pero algún día lograré encontrar algo y cuando ese momento suceda, seré yo quien acabe con su vida como el acabo con la de mi familia al hacerle eso a mi hermana.

—¡La violaron y le quitaron la vida!, era solo una niña, tenía 13 años y le hicieron tanto daño —me pongo de pie y me acerco a la pared, golpeando mi puño en ella —¡Todo fue mi culpa, mi maldita culpa por haberla dejado sola! —golpeo varias veces la pared para descargar mi rabia.

—No haga eso. Va a lastimarse.

Una mano en mi hombro me hace detenerme y entonces la frustración hace que rompa en llanto.

Ella se acerca y me abraza. No quiero que esta chica me abrace ni que me consuele. No quiero que vea mi debilidad para que luego se burle de mi.

Ya me he derrumbado varias veces ante ella. Primero con las pesadillas y ahora esto.

Siempre he sido una persona fuerte, jamás dejo que nada me afecte tanto y menos frente a alguien.

—No fue su culpa. No diga eso —pasa la mano por mi espalda.

—Sí Lo fue. Si tan solo me hubiese quedado a su lado, antes que ir tras otra persona nada le hubiera ocurrido, pero preferí escoger a la otra persona antes que a mi propia hermana y eso le dio la oportunidad a alguien de hacerle daño.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora