Capítulo 62

2.5K 345 337
                                    

Lucas.

No sé como terminé aceptando venir a un bar con Edward. No tenía ganas de salir, pero luego me dejé convencer, igual necesitaba un poco de diversión. Hace tiempo que no salía ni conocía chicas.

Ahora me encuentro rodeado de dos chicas que no paran de tocarme e insinuarse. Una de ellas frota su trasero de mi entrepierna y la otra empieza a llenarme de besos por el cuello y el rostro. Estamos dando todo un espectáculo en el bar.

La chica acerca sus labios a los míos y en cuanto veo sus intenciones hago mi cabeza a un lado.

—¿Qué sucede? —pregunta.

—Nada. Sólo no vuelvas a hacer eso —ella arquea una ceja confundida —No soy de los chicos que les gusta ser besados.

—Eres muy extraño, ¿Sabes? —en respuesta le sonrío y ella regresa a su actividad de antes.

—¿Por qué no vamos a otro lugar? —la amiga deja de frotarse contra mí, lo cual agradezco. Ni siquiera pudo conseguir excitarme con eso —Podemos hacer otras cosas y si no te molesta también podemos besarte en otros lugares.

—Claro —la secunda la otra —Aquí cerca hay un motel.

¿Y quién les dijo que yo me quiero acostar con ellas? Si no han hecho más que molestarme y acosarme toda la noche. Quiero largarme de este lugar, pero no veo a Edward por ningún lado.
Fue al baño desde que llegamos y todavía no regresa.

Siento vibrar mi celular en mi bolsillo y le doy las gracias a quien sea que haya llamado justo en este momento. Saco el teléfono y miro la pantalla.

—¿Quién es Mónica? —pregunta una con el cuello estirado viendo mi celular.

—Lo siento mucho linduras, pero tengo que atender a mi novia o luego se molesta —les sonrío y les doy un guiño antes de salir del lugar y por la cara que han puesto puedo asegurar que están molestas.

¿Por qué o para qué me estaría llamando ella? Nunca antes me ha llamado, excepto el día que estuve enfermo. Siempre he sido yo quien le marca primero.

Llego a un lugar donde no llega tanto la música del bar y contesto —¿Mónica?

Nada.

—¿Mónica, estás ahí?

—Yo..., sí.

—¿Pasa algo?

—Lo siento, no iba a marcarte a ti —su voz suena triste, como si estuviese llorando —Me equivoqué de número, perdona —cuelga.

¿Qué ha sido eso?

Le devuelvo la llamada y espero hasta que ella contesta —No vayas a colgar otra vez y dime que pasa.

—Nada —se escucha más triste.

—¿Pasó algo con... Jack? Porque hoy y a esta hora supongo que estás en el trabajo, ¿o no?

—No pasa nada con tu padre y no, no estoy en el trabajo.

—¿Dónde estás? ¿En tu casa?

Tarda unos segundos en contestar —En un parque.

Esta ciudad está llena de parques.

—¿En qué lugar?

—No lo sé. No conozco este lugar —se escucha como si se estuviese conteniendo para no romper en llantos.

—Pero hay alguien allí contigo, ¿verdad? —es imposible que papá la haya dejado salir sola a estas horas.

—Estoy sola.

Tú, eres mi perdición #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora