Capítulo 8: "Nuestro secreto"

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  No podía pensar en nada más que ver aquel cuaderno. Hinata estaba distraída y él podía hacerlo. "¿Qué hago?" – se preguntó...

"Este...Hinata... ¿podría ver aquel cuaderno?" – se atrevió a preguntar. La chica lo miró y extrañamente, al darse cuenta del cuaderno del que hablaba el rubio, se sonrojó y asintió, desviando la mirada. Al abrir el cuaderno, lo primero que notó fue indicadores de colores que separaban las páginas: "Verde: Piano, Celeste: Bajo, Blanco: Guitarra, Azul: Flauta dulce". 

Eran canciones con acordes, melodía. También había dos grades indicadores que señalaban; "Existentes" y "Propias". Tomó la guitarra y tocaron varias canciones juntos, de la selección "existentes". Melodías hermosas y conocidas, tristes y alegres. Ambos descargaban todas sus emociones tocando y esto hacía la melodía más sentimental, más real. El rubio, por el momento, no se atrevió a indagar en la sección "Propias" pues notaba que la chica se ponía nerviosa si tocaba el indicador.

Una vez se sintieron mejor, Naruto ofreció a Hinata que tomara asiento. Había algo que quería mostrarle. Comenzó entonces a tocar una hermosa melodía, sin letra, pero era alegre, con sentimiento, expresaba un deseo, como de querer volar, ser libre, o así lo sintió Hinata, quien cerró sus ojos y comenzó a improvisar, entonando hermosas melodías. Al rubio le fascinó, pero algo faltaba. 

Al terminar, se lo comentó a Hinata. "Sabes? Queda hermoso, pero no quiero algo tan simple como solo la guitarra y voz, digo, tu voz es hermosa y queda genial con la melodía...pero siento que algo falta...que crees tú?" – preguntó temeroso. "Piano" – comentó ella, de manera natural, y sin pensarlo ni darle muchas vueltas al asunto. 

Se puso de pie y caminó al final de la habitación, hasta llegar a lo que parecía una mesa cubierta por un enorme trapo, que llegaba hasta el piso. Lo quitó y se dejó ver un antiguo piano, lleno de polvo y bastante maltratado. Rogó porque estuviese en buenas condiciones, pero al parecer no era así. Levantó la protección de las teclas e intentó tocar una escala, pero fue imposible. Ni un solo sonido emitía aquel viejo piano. 

El joven se sintió frustrado, y la chica lo notó, por lo que se volvió hacia él, le tomó las manos, le miró a los ojos y dijo: "¿Quieres venir a mi casa?"- con voz tierna y cálida. No pudo evitar sonrojarse con aquella propuesta tan repentina, pero desvió la mirada y asintió. 

Por el camino a casa de la chica, ésta le explicó que tenía un piano en su sala, y que allí nadie los molestaría ni interrumpiría, puesto que debido a su interés musical, las paredes de la pequeña casita estaban fabricadas con material aislante de sonido; Ni un solo ruido podía entrar ni salir. Antes de llegar a casa de Hinata, fueron a casa del rubio, pues no podían sacar los instrumentos del colegio. Naruto tomó su guitarra y pronto llegaron a la casa de la chica. 

Él nunca había estado al interior, y quedó impresionado del orden que mantenía la chica; Al abrir la puerta principal, lo primero que se divisaba era la sala de estar y tres puertas. Todo estaba distribuido de tal manera que encajaba a la perfección, se preguntó como tantas cosas cabrían en una casa tan pequeña. Al fondo a la derecha de la primera sala, había una pequeña mesita, que simulaba un comedor, al lado derecho de este, pegado a la muralla un sofá grande, tras el cual había una gran ventana. Frente al sofá, al lado izquierdo de la sala, había un televisor de mediano tamaño prendido a la muralla, con dos enormes parlantes a cada lado. 

Junto a este televisor, un poco más al fondo y frente a la mesita había lo que simulaba la entrada a una sala, pero sin puerta. Era la cocina. Al lado de esa entrada, llegando casi a la esquina en el fondo izquierdo de la habitación, había otra puerta, que daba entrada al baño.

Junto a esta, pero al fondo y no por el lado, estaba la tercera puerta, aquella que tenía grabado "Mi pieza" en un cuadro blanco con letras celestes. Ofreció al joven que tomara asiento mientras se dirigía a la cocina por un poco de jugo. Una vez se refrescaron, Hinata sonrió y le hizo una seña al chico para que le siguiera. Fue entonces a la puerta de su habitación. 

Al rubio se le agolparon un montón de pensamientos algo subidos de tono, que le hicieron sonrojarse. La chica abrió la puerta y entraron. Cuando el rubio estuvo dentro, ella cerró la puerta con llave, y él tragó saliva. 

No podía disimular que estaba nervioso, ansioso, y sentía un leve cosquilleo en el cuello que lo hacía estremecerse. Evitaba alejar aquellos "pensamientos" de su mente. La joven le sonrió. "Hay algo que quiero mostrarte...pero será nuestro secreto... ¿bueno?" – le dijo con voz baja, como queriendo evitar que alguien los oyese. 

El corazón se le desbocó al rubio, suerte para él que Hinata no lo notó. Su pulso estaba a mil. ¿"Nuestro secreto", "Algo que quiero mostrarte"? ¿Era él quien se estaba imaginando cosas? No podía decir con exactitud si era así o no. Sintió que comenzaba a sudar, su rostro estaba rojo, podía notarlo. Pero aquello no le preocupaba del mismo modo en que le preocupaba que algo allí abajo "creciera". 

No sabía qué tipo de expresión poner en esa situación. ¿Y qué más podía pensar? Estaban en una casa, los dos solos, en la habitación de la chica, encerrados con llave, ambos eran jóvenes, y no podían negar que había cierta "atracción" entre ellos. Temblaba y a la vez estaba estático. Fue Hinata quien realizó el primer movimiento...


~*Fin del capítulo 8*~  

~*Fin del capítulo 8*~  

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NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora