Capítulo 17: "¿Por qué no te quedas?"

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Sin embargo, aquello era solo el principio de lo que debieron enfrentar a la maña siguiente en el colegio. 

Como cada día normal, luego de entregar el correspondiente bento a su hermana menor, Hinata salía de su casa para encontrarse con el rubio, que siempre la esperaba a la puerta de su casa. 

Charlaban alegremente, para encender la mañana junto con el brillo del sol, pero el panorama en el colegio, nunca imaginado por ninguno de los dos, era abrumador. 

Por todas partes, paredes, diarios, el piso, ventanas, puertas, el interior de los salones, árboles, pasto, todo, por todas partes, repleto de carteles, y no cualquier cartel; en él se veía claramente al rubio rodeando con sus manos la cintura de la peliazul, y ésta inclinada sobre sus pies, al punto de rozar casi sus labios con los de él. 

"Indecentes" estaba escrito con rojo, a los pies de cada cartel, ya que ambos vestían el uniforme de la institución, y de fondo, claramente se veía la pequeña casita de la chica junto a la enorme mansión Hyuga, que todos conocían, además, la escena estaba capturada de noche y dejaba mucho que pensar. 

No hubiese sido problema de haber sido una foto cualquiera; el punto era que vestían el uniforme del colegio, y encuentros de ese tipo dentro o fuera del colegio, si vestían el uniforme constituía una violación del reglamento interino. 

No pasó mucho rato antes de que la imponente directora, la señorita Tsunade, una rubia, alta, de un par de años de edad y bastante voluptuosa se impusiera delante de ambos jóvenes para imponer el orden. 

"Uzumaki, Hyuga, a la oficina de inmediato" – gritó con aquella potente voz que sólo ella poseía. 

Ambos, se miraron, bajaron la cabeza y acompañaron a la directora. Nada habían hecho, la sinapsis no se había roto, pero los habían atrapado en una imagen bastante comprometedora, y era muy difícil que les creyeran su inocencia. 

Luego de un largo sermón por parte de la directora, otra enorme charla de la subdirectora Shizune, sumado a una breve pero precisa conversación con Anko-sensei, maestra en jefe y consejera del colegio, se les despachó a cada uno a su casa, y solo podrían entrar al día siguiente si eran acompañados por su apoderado o tutor responsable. 

Mientras que el rubio no tenía de qué preocuparse, ya que si no podía venir ninguno de sus padres vendría su abuelo, la chica se veía afligida, nunca le habían citado a su apoderado en el colegio, por lo que no sabía quién debía asistir. 

"Tu apoderado debería ser tu padre, o bien el adulto que esté a cargo de ti" – explicó Naruto. 

No había ningún adulto a cargo de ella, vivía sola y en ese caso, el único responsable de ella debía de ser su padre. Pensó enseguida en los problemas que esto le traería, pero, para su sorpresa, su primo se acercó a ella cuando los jóvenes pensaban en el parque. 

Claro, el castaño ya tenía 18 años, era un adulto, y producto del lazo sanguíneo podría presentarse en representación de la joven. El punto era, ¿por qué? Su primo no era del tipo de persona que actuaba por caridad, era evidente que algo querría a cambio. Pero aún no sospechaban el oscuro motivo, y propósito por el cual el ojiperla actuaba. 

"Noté tu problema, prima, y estoy dispuesto a ayudar. Me presentaré mañana como tu apoderado y ahorraré molestias a Hiashi-sama, así que no deberás de preocuparte por nada..." – comentó, mientras a pasos cortos se situaba en frente de ambos jóvenes, sentados en un banco del parque. 

"¿Qué quieres a cambio?" – preguntó, en seco el ojiazul, que vislumbraba en los inexpresivos ojos del castaño un pequeño asomo de maldad. 

"¿Algo a cambio? Nada que necesite de ti, el tiempo se encargará de otorgarme mi gratificación... por ahora, ¿aceptarás mi ayuda, prima?" – dirigiendo esta vez su mirada a la chica, que como cada vez que se encontraba con él, estaba turbada y no le miraba a los ojos. 

El rubio rodeó con su brazo a la joven y esta pareció despertar de su trance, no comprendía cómo, pero el sentir que el ojiazul le apoyaba le daba fuerza y valentía. Miró al castaño y asintió con la cabeza, agradeciendo su buena acción. Al instante en que se volteó para irse no pudo evitar que una enorme sonrisa se esbozara en su boca. El rubio, por más que el otro intentó disimularlo, notó esta sonrisa. Tuvo un mal presentimiento de lo que fuese a ocurrir, y abrazó a la chica, que aún temblaba a su lado.

Al día siguiente, llegó el momento de la entrevista entre los apoderados y la directora, mientras ambos jóvenes aguardaban fuera. No supieron lo que sucedió, simplemente vieron salir a Neji, quien les dio la noticia de que podían volver a clases, y la directora Tsunade se quedó en su oficina con el abuelo de Naruto. Extrañados, volvieron cada uno a su salón.

Mientras, en la oficina de la directora, un nuevo romance se estaba gestando; al momento de verse, Jiraiya supo que aquella mujer estaba hecha a su "medida", y había algo en ese hombre que atraía a la rubia. Casi olvidando por completo el incidente de las fotos había dejado ir a Neji sin siquiera registrar en su libro la falta de estos dos alumnos, pues las encantadoras palabras de aquel hombre le tenían hechizada. Quedaron en volver a verse, fuera del establecimiento para continuar su charla, pues la tarde se había ido volando.

Por fin la jornada escolar llegaba a su término aquel día, el cielo comenzaba a cerrarse y una corriente de aire frió descendía sobre la tierra, se podía sentir la humedad del aire. 

El rubio invitó nuevamente a la chica a su hogar, pues sus padres le habían dicho durante la noche: "Invita mañana a cenar a tu amiga, pues llegaremos temprano y cenaremos en familia, es muy agradable su compañía". Sorprendida porque la invitación provenía de sus padres, aceptó tímidamente.

Luego de una gran y suculenta cena, a la que se sumaron los comentarios del abuelo Jiraiya acerca de su encuentro con la directora, nadie se percató de la estruendosa lluvia que se precipitaba fuera, acompañada de fuertes truenos y relámpagos, y poderosas brisas. 

"Vaya, hace muy mal clima afuera, Hina-chan ¿por qué no te quedas a dormir?" – preguntó amablemente la pelirroja. 

"Si, tiene razón, no te dejaré salir con esta lluvia, quedarías empapada y lo menos que quiero es que te enfermes así que... ¿por qué no...te quedas?" – dijo esta última frase con voz temblorosa el ojiazul...



~*Fin del capítulo 17*~

 ~*Fin del capítulo 17*~

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NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora