Capítulo 57: "¡¡¡No está bien!!!"

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Estaba por llegar, cuando al voltear en la calle y ver de lejos la puerta de entrada de la joven a quien visitaba, se encontró con una imagen no muy agradable; su amigo, de pie frente a la entrada, abrazaba con fuerza a la pelirroja que se encontraba con el rostro escondido en su pecho. 

Sin saber cómo ni por qué, sintió que la sangre le hervía de ira.

Avanzó con paso rápido y se paró junto a la pareja. 

"Hey... ¿qué haces tú aquí?" – dijo con voz ronca el pelinegro, mirando fijamente a su amigo. 

Él abrazó con más fuerza a la chica. 

"No...la pregunta es, ¿Qué haces TÚ aquí?" – respondió en el mismo tono. 

"Tengo que hablar con ella...así que déjanos solos" – anunció, acercándose más a él. 

El peliblanco iba a responder, cuando la chica levantó el rostro y le puso una mano en el hombro. 

Entonces el Uchiha la vio, estaba llorando. 

"Está bien...puedo hacer esto" – le dijo al peliblanco, con una media sonrisa algo fingida, tratando de hacer que su amigo se tranquilizara. 

"¿Estás segura?" – preguntó, algo preocupado. 

Estaban ignorando por completo la presencia del azabache y aquello le molestaba. 

"Segura...muchas gracias por todo...nos veremos mañana" – le dijo la pelirroja, besando su mejilla, el pelinegro sentía que estaba por estallar y no comprendía los motivos. 

"De acuerdo..." – le dijo a ella, y luego volteó a ver a su amigo – "Más vale que no metas la pata otra vez" – le dijo seriamente, y luego dio la vuelta para irse, de mala gana por supuesto. 

La pelirroja aún le daba la espalda. 

"Oye..." – comenzó a decir, pero entonces la chica se volteó a verlo y él quedó mudo; sus ojos estaban enrojecidos e hinchados, su mirada denotaba ira y tenía sus manos hechas puño. 

Alzó una y se la llevó a la cara, pasándola por sus ojos para secar lo que quedara de lágrimas en ellos. 

"¿A qué has venido?" – preguntó seca, sin ningún tipo de amabilidad. 

"Quería explicarte lo que sucedió...te fuiste corriendo y no tuve la oportunidad" – le dijo, no sabía por qué, pero estaba nervioso, quizás se debía a la actitud que la chica estaba teniendo frente a él. 

"¿Para qué quieres explicarme si está todo claro? Oh...ya sé, es que crees que soy una imbécil" – exclamó cruzándose de brazos. 

"¡Claro que no! Solo quería darte una explicación" – trató de decir. 

"¿A mí? Jaja... y, ¿Para qué? ¿Quién soy yo para merecer una explicación? Hasta donde sé, nadie..." – le gritó, mordiéndose el labio con rabia. 

"Eres una amiga...muy valiosa" – le dijo, bajando la mirada hasta el suelo. 

Ella se quedó sorprendida, no esperaba para nada esa respuesta y dudó un poco acerca de lo dura que estaba siendo con el chico, pero entonces recordó el dolor que había sentido durante la mañana, y volvió a hablar con firmeza. 

"Pues entonces di lo que tengas que decir" – le contestó enojada. 

Suspiró, levantó la mirada y chocó con aquellos ojos llenos de ira. 

"Sé que la situación que observaste es difícil de explicar y poco probable de creer...pero aun así te diré la verdad a riesgo de que no me creas...Anoche fui a dejar a Ayame a su casa por el incidente de su tobillo, me invitó a pasar y viendo televisión, nos quedamos dormidos en el sofá...nada pasó, para cuando desperté seguía en el sofá y ya era hora de ir a clases, así que ella me ofreció una ducha mientras preparaba el desayuno, el uniforme que visto ahora ni siquiera es mío, es del hermano mayor de ella, si te fijas me queda algo grande...en fin, esos detalles no interesan, yo me puse el uniforme y cuando tú llegaste Ayame se estaba vistiendo en su habitación, por eso me envió a mí a abrir la puerta en su lugar, no quería que lo malinterpretaras, por eso no abrí la puerta en un principio, sabía que esto podía suceder..." – le terminó de explicar cabizbajo. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora