Capítulo 79: "No voy a morderte... no aún"

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No, ella lo había planeado. 

La tomó por la cintura y la alzó en el aire, para luego bajarla lentamente al tiempo que depositaba un beso en sus labios. 

"Feliz cumpleaños, amor mío" – susurró sobre su aliento. 

El corazón del chico se enterneció; jamás alguien lo había hecho sentir de tal modo...


Una música de fondo comenzó a sonar y pronto todos comenzaron a acercarse al festejado, para saludarlo y felicitarlo, pues cumplía ese día su mayoría de edad.

Todos lucían radiantes, las damas habían optado por vestidos causales y/o ceñidos al cuerpo, y los hombres por algo un poco menos formal, como lo era un par de jeans y una camisa. 

Ya casi todos estaban allí. 

Bueno, casi. 

El pelinegro miraba a todos lados, buscando, en algún rincón, a la chica pelirrosa. Pero ni señales de ella. 

La pelinegra a su lado lo observaba, preocupada. 

"Quizás sí está muy molesta..." – pensó la ojiazul, al no verla en ningún lugar. 

Se sentía mal por cómo se habían dado las cosas, ella verdaderamente no quería ser un obstáculo, sin embargo, así se sentía. 

Amaba al Uchiha, demasiado, lo suficiente como para dejarlo ser feliz con alguien más, pero se le hacía muy difícil teniéndolo todo el día junto a ella. Él insistía en permanecer a su lado, por mucho que ella opusiera resistencia. 

Finalmente los portones de la mansión Hyuga se abrieron, y al entrar aquella silueta femenina los ojos de todos no pudieron evitar posarse en ella. 

"H-Hola... lamento llegar tarde, me he atrasado un poco" – se disculpó cuando notó sobre ella las miradas expectantes. 

Finalmente en la tienda, había optado por un conjunto que consideró una mezcla de elegante y casual, justo lo que quería lucir. 

Llevaba puestos unos tacones bajos, de un rojo intenso, bastante finos, y sus piernas estaban envueltas en un ceñido pantalón de tela negro, que se sostenía a su cadera gracias a un cinturón blanco. 

Para la parte superior, había elegido un body rojo, que dejaba expuesta cierta parte de sus caderas y cintura, y se ceñía a su esbelto cuerpo dejando un escote en V bastante sugerente, sin llegar a ser excesivo. 

Sobre este body (y para cubrir sus brazos, pues la cicatriz que llevaba aún permanecía latente) eligió un top negro de cuello subido, que aún así dejaba expuesto el escote. 

Las mangas del top terminaban justo en sus muñecas, las que había decorado con pulseras doradas y que hacían juego también con su collar y aretes. 

Llevaba la corta melena recogida a un lado y un maquillaje sutil que resaltaba el color de sus ojos. 

 

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NaruHina &quot;La melodía de nuestro amor&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora