Capítulo 29: "Nueva oportunidad"

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El ojinegro besó su frente y la alzó en sus brazos. 

"Tranquila princesa, yo cuidaré de ti..." – dijo al momento en que echaba al piso un montón de papeles de poca importancia y así despejaba la mesa. 

La recostó suavemente y la tapó con su chaqueta. Se quitó la bufanda, pues a su juicio aún las mañanas eran frías, y rasgó uno de los extremos de esta. Tomó el trozo de la bufanda y caminó hasta el baño del club de periodismo (pues cada salón de un club debía tener un baño). Dio el agua de la llave, la cual estaba siempre muy helada por las mañanas y humedeció el trozo de tela. Lo estrujó para quitar el exceso y de inmediato corrió a ponerlo en la frente de la chica, pues su temperatura era bastante alta.

Se escuchó entonces la campana que indicaba el ingreso a clases, rápidamente el pelinegro tomó un lápiz, y usó su increíble don del dibujo para escribir "Clausurado por falta de miembros" con letras que casi parecían impresas de computador. 

Pegó esa hoja en el pequeño vidrio que poseía la puerta y entonces la cerró con llave, quería evitar a toda costa un encuentro con los inspectores de patio.

Avanzaban los minutos, el chico se había sentado junto a ella, la observaba a cada minuto y a ratos refrescaba el paño de su frente. Se quedó contemplando su rostro largo rato, hasta que una leve palabra escapó de sus labios: "Sasu...ke...". 

El ojinegro siguió contemplándola, y pensó para sí; "Así que de eso se trataba..." – simuló una sonrisa. 

Avanzaba el reloj y el chico terminó por dormirse, con la cabeza reposando en la mesa, junto a la rubia. 

Cuando se sintió mejor, aliviada por el sueño que se había dado, despertó poco a poco, y lo primero que vio fue al pelinegro, dormido junto a ella. Se incorporó y entonces de su frente cayó el trozo de la bufanda del chico. 

"Oh...Sai-kun..." – murmuró para sí al notar que sobre ella estaba la chaqueta del ojinegro. Entonces él también despertó, y sin saber cómo o por qué, una gran alegría lo invadió. 

"Gracias, que alivio que ya estas mejor" – exclamó y la abrazó con fuerza. 

La chica no pudo evitar sonrojarse. Levemente se separó un poco de ella y la miró a los ojos; se veía hermosa sonrojada. Comenzó a acercarse a sus labios y la rubia cerró los ojos. El joven sonrió y entonces subió y besó su frente. Aún más sonrojada la chica abrió sus ojos y lo miró, casi perpleja. 

"Me alegra que estés mejor, pero deberías ir a casa y descansar, yo te acompañaré..." – le dijo el pelinegro, y casi como atontada, ella asintió con la cabeza sin dejar de mirarlo. 

Se había olvidado del estúpido Sasuke, de la estúpida Sakura y de la estúpida foto, todo aquello le parecía estúpido. 

"¡Oh espera! N-no puedo ir a casa aún, tengo ensayo con...la banda..." – murmuró las últimas palabras, recordando que Sasuke, era parte de ella. 

El chico notó que la tristeza se reflejó en sus ojos. 

"Está bien, yo te acompañaré" – le dijo con una sonrisa, volviendo a sonrojarla.

Lejos de allí, Hinata estaba teniendo un día de locos, acosada en cada esquina por una chica diferente. No siempre Naruto podía estar cerca, por lo que se veía obligada a cargar con aquellas situaciones ella sola. 

Por fin llegada la tarde, era momento de que la banda se reuniera para el primer ensayo, como habían acordado, en el patio principal bajo el gran árbol, él único al lado de una banca, lugar donde por primera vez todos se encontraron, se reunieron Naruto, Hinata, e Ino, acompañada de un chico. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora