Capítulo 65: "Hija..."

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"Yo me iré primero, cuando veas que la vela sobre la fuente se ha apagado, entonces regresa a casa... Nos veremos en unos días" – finalizó ella, besando su nariz. 

La observó salir embobado.

Mientras caminaba con paso veloz por el extenso patio, una sombra le seguía con la misma velocidad.

Las sirvientas estaban agotadas de tanto jugar con la castaña, les había pedido participar con ella en el popular juego "Just Dance" en el que se requería a 3 participantes. Las sirvientas estaban tan cansadas que apenas terminó la última canción, cayeron rendidas y sofocadas, se durmieron a los minutos. 

"Muy bien, ahora, debo ir a apagar la vela..." – pensó para sí y salió.

La peliazul había llegado victoriosa a la puerta de su habitación, la abrió, y cuando se volteó para cerrarla, una enorme mano masculina la detuvo de cerrarla. 

"Así que planificando tu escape de aquí, ¿eh?" – rugió amenazante, usando toda su fuerza para abrir la puerta de par en par. 

La ojiperla, aterrada, retrocedió tres pasos. 

"N-Neji-niisan... Y-yo... T-tú... ¿Cómo es que...?" – no pudo terminar de formular su pregunta, pues el castaño sujetó aquel polerón con capucha negro, y con la fuerza de ambas manos, lo rajó a la mitad, quitándoselo violentamente. 

Esto hizo caer a la peliazul, y el golpe en el piso de madera, despertó a una de las sirvientas. 

"Algo sucede..." – pensó, y caminó con paso rápido hacia la habitación que se suponía debía vigilar. 

"Neji-niisan, ¡Detente por favor! ¡Me lastimas!" – comenzó a gritar entre lágrimas, mientras el poderoso hombre, cegado por la ira, sujetaba con fuerza sus muñecas tratando de pegarlas al piso. 

"Le dijiste que serías suya, ¡Eres una puta fácil! No es el tipo de mujer que quiero como esposa... ¡Mi esposa debe ser solo mía!" – bufó.

Lejos de allí, una pequeña castaña soplaba suavemente para apagar una vela. 

"Mi señal" – pensó el rubio, y se dispuso a abandonar la casa.

"Neji-sama, ¡No puedo permitirle que haga eso!" – exclamó la sirvienta al ver como el hombre sometía a la peliazul, que estaba encerrada bajo él. 

Se acercó al castaño por la espalda y le sujetó un brazo, tratando de retirarlo de encima de la ojiperla, pero en su lugar, él la empujó y cayó hacia atrás. 

Este último ruido, llamó la atención de la pequeña que había apagado la vela. 

"Maldición, ¿las sirvientas despertaron?" – se preguntó, y comenzó a caminar acercándose sigilosa a la habitación. 

A medida que avanzaba, comenzó a oír gritos ahogados, provenientes de dos voces distintas. 

"Algo salió mal" – fue lo primero que pensó mientras trataba de correr para llegar más rápido. 

En el momento en que se asomó, pudo observar como su primo mayor, se encontraba sentado sobre las caderas de su hermana y le sostenía las muñecas con una sola mano. 

Observó a su mano libre, y entonces notó que había tomado a la sirvienta por el cabello. 

Iba a entrar, pero un acto la hizo detenerse. 

"¡Fuera de mi camino Aria-san!" – gritó, y lanzó a la mujer hacia atrás, provocando que se golpeara fuertemente la cabeza y no se volviera a levantar. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora