Capítulo 60: "Hermana..."

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"Dame tu número, te estaré enviando mensajes diariamente hasta que pueda encontrar la manera de sacarla de la casa" – le sugirió la pequeña, sacando su teléfono celular. 

Intercambiaron números y se miraron el uno al otro con una sonrisa. 

"Está hecho...en sólo unos días... ella y yo estaremos lejos" – murmuró para sí...

Se despidió del rubio y salió apresurada, cuidando de no ser vista y desapareciendo rápidamente. 

El chico decidió que no asistiría a clases ese día, se quedaría pensando qué hacer y cómo hacerlo, lo antes posible para poder rescatar a su princesa de las garras de aquellas bestias.


"¿Ir contigo? ¿Lo...lo dices en serio?" – volvió a decir la rubia, aún sin salir de su asombro. 

"Sé que suena algo loco pero... Quiero que entiendas que no puedo seguir adelante si no estás conmigo... Te necesito a mi lado" – le dijo el pelinegro, mirándola a los ojos aún arrodillado. 

"Sai-kun...sería muy feliz de acompañarte pero... Dudo que mis padres lo aceptaran... es decir, ellos te adoran pero, sería imposible que dejaran que me vaya del país con un chico..." – respondió apenada, apretando sus manos con fuerza. 

El pelinegro sonrió, se puso de pie y la hizo levantarse de su asiento también. 

"¿Tú me amas?" – le preguntó, deslizando sus manos hasta la cintura de la chica. 

"Claro que sí Sai-kun, estoy enamorada de ti" – respondió muy segura. 

"¿Sientes que yo te amo?" – insistió. 

"Por supuesto, siempre me has hecho sentir querida... pero no entiendo a qué viene tanta pregunta..." – murmuró desviando la mirada y el rostro. 

El pelinegro la tomó suavemente del mentón, para hacer que sus ojos se encontraran. 

"Tengo claro que tus padres no te permitirán dejar el país con un chico así como así..." – le dijo, retirando la mano de su mentón para llevársela al bolsillo – "pero quizás..." – guardó silencio, sacó la mano que sostenía ahora una pequeña caja de terciopelo azul y se arrodilló nuevamente frente a la rubia. 

"Quizás... si me concedes la dicha de ser mi esposa, podríamos viajar juntos" – finalizó abriendo la pequeña caja, dejando ver un dorado anillo de compromiso. 

La ojiceleste abrió los ojos sorprendida, y se llevó las manos a los labios de la impresión. 

"Oh...Sai... C-claro que quiero...no hay nada que me gustaría más...que ser tu esposa" – aceptó entre sollozos, mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas y se dejaban caer al piso, para abrazar a su futuro esposo. 

Se besaron apasionadamente y la felicidad parecía flotar en el ambiente. 

Ambos sabían que era una decisión apresurada, y que aún eran muy jóvenes, pero, ¿para qué es la juventud, sino para hacer locuras?


En la entrada del colegio se podía notar el flujo normal de estudiantes ingresando, pero había dos que particularmente, llamaban la atención. 

Una pareja de pelinegros hacía ingreso a la institución, atrayendo todas las miradas de los alumnos alrededor. 

¿El motivo? 

Caminaban juntos, pero el chico llevaba a la pelinegra bajo la custodia de su brazo, el que reposaba sin problemas sobre el hombro de la chica, mientras ella lucía un rostro avergonzado y trataba de ocultarlo. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora