Capítulo 46: "Sí, hazlo por favor"

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"Así que, a fin de cuentas si traman algo..." – murmuró en la oscuridad, alejándose de la ventana para marcharse. 

"Haz tardado demasiado... ¿acaso te entretuviste espiando a la parejita esa?" – preguntó una voz femenina de entre las sombras a su espalda. 

"No debería seguir a sus mayores, mucho menos hablarles así" – recibió como respuesta. 

"Ay vamos, sé que mi padre te ha enviado aquí para espiar, no envió a Neji porque él podría explotar de los celos y fallar en la misión, ¿me equivoco?" – insistió la chica. 

"No es asunto suyo Hanabi-sama, mi misión aquí es confidencial" – anunció desde la sombra. 

"Sólo te diré una cosa... Sea a lo que sea que te enviaron a hacer aquí, deja de hacerlo, ya sabemos que al final de todo ellos tendrán que casarse, ya está todo planificado, lo que suceda antes de eso no debería de importarte, además, a final de cuentas la chica que está ahí adentro es... de mi sangre - se reprimió de mencionar la palabra "hermana" - y si va a vivir toda una vida de infelicidad al lado de una persona que no ama, mínimo déjenla vivir este resto de meses en felicidad, ¿te quedó claro? Dale ese mensaje a mi padre, de mi parte, si tiene alguna objeción que hable conmigo" – finalizó la chica. 

"De acuerdo Hanabi-sama" – respondió el hombre tratando fallidamente de disimular su rabia, era tan solo una niña, y sin embargo le daba órdenes, era bastante molesto. 

Se marchó inmediatamente y la joven castaña se quedó contemplando un rato la luna. 

"Al parecer habrá una tormenta..." – murmuró, y de inmediato emprendió la marcha a casa entre truenos y relámpagos.

"Me temo que nos encontramos de manos atadas..." – comentó el rubio. 

"Lo mejor será ir a dormir, ya es tarde y mañana tenemos trabajo, consultemos todo esto con la almohada, estoy segura de que encontraremos una solución" – le dijo la pelirroja a su frustrado marido, con un cálido abrazo. 

Se apagaron todas las luces de la casa, el abuelo dormía, el matrimonio se encaminaba a la habitación para conciliar el sueño, y sólo una luz permanecía encendida. 

"¿Estás listo Naruto-kun?" – preguntaba la chica desde el baño, pues ahí aguardaba a que el chico se vistiera, mientras ella cepillaba sus dientes y su pelo. 

"S-sí ya estoy listo..." – respondió el chico. 

Ella salió del baño y el chico ya se había acostado, tenía las frazadas hasta el cuello y estaba de espaldas. 

La chica se acercó a la cama tímidamente, levantó las frazadas con delicadeza y se sentó en la cama. 

"¿D-dónde apago la luz?" – preguntó y el ojiazul levantó su brazo para señalar el lugar, pero sin voltear. 

Se metió en la cama y apagó la luz. Inmediatamente los invadió un silencio incómodo. Ambos separados por un par de centímetros, sentían que había un vacío abismal entre uno y el otro. 

Ninguno de los dos podía dormir. 

Estaba divagando en sus pensamientos cuando sintió una voz y una mano en su espalda. 

"Naruto-kun... ¿estás despierto? Disculpa...no puedo dormir..." – murmuró la chica despacio. 

"Sí...estoy despierto, yo tampoco puedo dormir..." – respondió el chico. 

"Uhhm... Disculpa que te moleste pero, ¿podrías voltear? Se me hace algo raro hablarle a tu espalda..." – pidió la joven algo avergonzada. 

El rubio se volteó lentamente, muy tenso. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora