Se alzó para irse y comenzó a caminar, pero un par de pasos había andado cuando una mano, le sujetó el brazo con fuerza.
"¿Qué haces tú aquí?" – exclamó una voz a sus espaldas, dejando a la chica completamente helada.
"Lo diré sólo una vez más, ¿Qué haces TÚ aquí?" – insistió.
"S-Sasuke-kun...Yo no...Yo..." – no sabía cómo responder.
Trataba de dirigir la mirada en busca de la rubia, pero esta se había camuflado de tal forma que era imperceptible para el ojo humano.
"Tú, ¿qué?" – preguntó nuevamente el pelinegro, de manera seca.
Luego de notar que era inútil solicitar la presencia de la rubia, volvió en sí y recuperó su carácter.
"Yo ya me iba" – exclamó y se soltó del agarre del chico.
Comenzó a avanzar con rapidez, pero se le hacía dificultoso por su calzado. Volvió a sentir la mano en su brazo.
"¿Qué pasa ahora?" – dijo la ojiverde, volteando a verlo.
"¿Qué hacías aquí?" – preguntó nuevamente.
"No es de tu incumbencia" – le dijo, e intentó volver a zafarse, pero esta vez no pudo.
"Sé lo que hiciste en la casa de Ayame, y créeme que no dejaré que las cosas queden así" – espetó con molestia en su voz.
"Eso no fue idea mía, ni siquiera estuve allí, ahora, si fueras tan amable, suéltame" – dijo, moviendo su brazo.
La soltó levemente, pero antes le dijo que quería hablar con ella. La pelirrosa solo asintió y se marchó. Él la observó marchar. Sabía que la otra chica estaba por ahí en algún lugar, pero no tenía tiempo ni ganas de buscarla.
Se alejó y tal como se había ido, se reintegró al grupo.
El resto del día fue bastante normal; disfrutaron del agua, se bañaron, el rubio le enseñó a su chica a nadar y el peliblanco logró llevar a la pelirroja a un bello lugar tras la cascada, en donde ella quedó fascinada e incluso olvidó el mal rato que había pasado.
Cuando el sol se escondía, se reunieron todos y emprendieron el regreso a casa.
Hacía tanto calor a esa hora, que los hombres se fueron con el traje de baño mojado y la toalla en los hombros, sin secarse, y las chicas se pusieron las poleras de ellos sobre los bikinis mojados.
Para esa hora de la tarde, la pequeña espía restante ya se había ido, pero no sin antes dejarles unas pequeñas sorpresas en el camino. Vaya si su ingenio era grande, con los pocos materiales que poseía.
Caminaron por el pequeño bosque, y lamentablemente Ayame fue la primera víctima.
Escondido entre las hojas del piso, había un pequeño hilo amarrado a dos árboles, casi a ras de suelo, y al caminar por ahí, la pelinegra tropezó, cortando el hilo y así desapareciendo la evidencia de la trampa.
"¡Auch!" – exclamó, al tiempo que cayó de rodillas contra el piso.
"¿Estás bien?" – preguntaron todos, preocupados.
"S-sí...disculpen...creí haberme tropezado con algo pero...n-no veo nada" – comentó mirando tras de ella, buscando aquel objeto que la había forzado a caer. Todos le ayudaron a buscarlo con la vista, pero no encontraron nada.
"Ven, ¿puedes levantarte?" – le preguntó el ojinegro a la chica, extendiéndole la mano.
Ella asintió y tomó su mano, pero cuando comenzó a levantarse un fuerte dolor punzante en su tobillo la hizo detenerse y casi caerse, pero el chico la sujetó por los hombros.
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NaruHina "La melodía de nuestro amor"
FanfictionNaruto es un chico rebelde y problemático, acostumbrado a mantener un rendimiento bajo. Hinata es una chica tímida y dulce, acostumbrada a vivir al margen de todo acontecimiento. Pero ambos comparten un gusto especial por la música, y un talento que...