Capítulo 34: "Esta noche..."

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"Algo tengo que hacer...no puedo esperar tanto tiempo...Hinata" – murmuró y salió corriendo del salón. 

"¡¡¡Ino!!! ¡Tengo un favor que pedirte! ¿Tus padres tendrán aún su tienda abierta? ¡Necesito flores ya!" – exclamó mientras corría hacia la rubia. 

"¿Eh? Claro que sí...bueno ven conmigo..." – le respondió la chica. 

"¿Sabes qué es perfecto para acompañar un ramillete de flores? Chocolates, lo leí en un libro hace tiempo, es la combinación perfecta" – le comentó el pelinegro al rubio. 

"Bien, Ino ve a tu casa y prepárame un hermoso ramo de flores, a tu gusto, yo pasaré por ellas en un par de minutos, iré a comprar chocolates, ¡Gracias Sai!" – gritó y en seguida se marchó corriendo. 

"Oh vaya... este idiota si será...Uff más vale que lleguemos pronto a casa, ¿vamos, Sai-kun?" – preguntó la rubia con una sonrisa, que fue respondida por otra sonrisa.

El rubio corrió a la tienda más cercana y compró una caja de bombones con una tarjeta, pidió a la vendedora un lápiz y escribió algo en ella, luego la puso adentro y cerró la caja, sellándola con una hermosa cinta roja y atándola como un moño. Corrió entonces a casa de Ino tan rápido como pudo. 

"¡Hey! ¿Están listas las flores?" – preguntó algo agitado y cansado. 

"Si, aquí esta, pero te advierto que no podrás irte corriendo nuevamente, o desarmarás el ramo...Toma, es un conjunto de rosas blancas y lavanda, en lo personal a mí me encanta este arreglo, ojalá a Hinata también" – concluyó entregándole el ramo en las manos. 

"¡Ve con cuidado, y no te preocupes por el dinero, es un regalo!" – fue lo último que le dijo la rubia. 

"¡Muchas gracias Ino!" – le respondió y emprendió la marcha. 

Apenas llegó notó que el sol comenzaba a marcharse. Golpeó la puerta tres veces, y no hubo respuesta. Ignoraba que en el interior Hinata se había tirado en el piso de su escondida sala de música y no podía oírlo. 

Se dio por vencido y se tumbó de espaldas frente a la puerta de la chica. Dejó caer la noche sobre él, a la espera de una luz de esperanza. 

Minutos más tarde la joven con dificultad abrió sus ojos, pues las lágrimas aún pesaban bastante. Se levantó y subió a su habitación, cuando sintió ruidos en la puerta. 

Con algo de miedo, se asomó a la ventana, pero estaba oscuro y no lograba ver nada. Se decidió a abrir la puerta para encontrarse a un rubio dormido con flores en su regazo y una caja de chocolates en su mano. Sintió que las lágrimas estaban a punto de volver a salir, pero se armó con toda la fuerza que aún le quedaba. Tomó las flores la caja de chocolates y las dejó sobre la mesa, salió nuevamente y agarró al rubio por debajo de los hombros, jalándolo al interior como pudo. Llegó con él hasta la habitación, y con un gran esfuerzo consiguió recostarlo en la cama. 

Por suerte para ella el chico tenía el sueño bastante pesado, y no despertó en todo el trayecto. Lo cubrió con sus sábanas y acarició su cabello un rato. 

"Como es que un sentimiento tan bello...pueda causar tanto daño..." – se preguntaba. 

Abrió el closet y se puso un chaleco pues la noche se ponía helada, tomó su móvil y salió a caminar un par de pasos por el frío ambiente, para lograr despejarse un poco. 

Caminaba sin rumbo fijo, solo quería alejarse de casa. Caminaba solamente acompañada por la oscuridad de la noche que seguía su paso muy de cerca. De la nada su celular vibró con el tono de mensaje. Pensando que sería el rubio que había despertado y la buscaba, tardó unos minutos en revisarlo. Cuando por fin lo sacó de su bolsillo, pudo ver que el remitente no era el rubio que esperaba. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora